160 mujeres del Gran Resguardo Indígena de Vaupés reforestan de la mano de la organización Saving the Amazon. El proyecto también les permite fortalecer la gobernanza de sus territorios.
El objetivo: más de 10.000 árboles sembrados en un trabajo conjunto entre la oenegé Saving the Amazon y 160 mujeres del Gran Resguardo Indígena del Vaupés, al que pertenecen 127 comunidades de este departamento. Esa es la cifra a la que han llegado en un término de dos años, cuando despegó el proyecto ‘Sembrando con las mujeres’.
El comienzo del proyecto, sin embargo, ocurrió con otro grupo, la Fundación Casa de la Mujer del Vaupés (Fucamuva).
“Empezamos a trabajar con una asociación, Fucamuva: un grupo de mujeres indígenas que se organizaron y agremiaron. Lo hicieron con el objetivo de, principalmente, organizarse en temas de artesanías, porque querían venderlas bajo la sombrilla de la fundación”, cuenta Daniel Gutiérrez, CEO de Saving the Amazon.
Ese es el punto de origen del proyecto. Sin embargo, no es el punto de partida del trabajo que realizan. Cuenta que desde hace siete años trabajan con más de 12 comunidades en Vaupés, con las que han sembrado más de 130.000 árboles. “Ahí uno va conociendo las organizaciones, las dimensiones con las que hay que trabajar para que haya transformadores en la sociedad”, explica.
Relevancia comunitaria
El modelo que idearon con Fucamuva fue el siguiente: por cada árbol que fuera adoptado, la persona que lo ‘patrocinara’ recibía una manilla tejida por la fundación. “Con ese trabajo, logramos que esta fundación vendiera en España y ahora tiene un flujo continuo de dinero anual, gracias a la compra de sus artesanías”, dice Daniel.
Esto se ha logrado porque adoptar un árbol tiene un costo (desde 10 dólares) y parte de ese valor, llega a las mujeres. A su vez, como hay adoptantes de otros países, eso les permite mostrar su trabajo en el exterior.
Pero, además, fue la puerta de acceso a una nueva idea. “Esa primera experiencia nos hizo realmente entender cómo trabajar con las comunidades de una manera que no sea intrusiva con sus dinámicas”, y añade, “nos dimos cuenta de que para hacerlo se trataba de darles el ingreso y la posibilidad de que tomen las decisiones, pero dándole la plata a las mujeres”.
Viendo el éxito con Fucamuva, decidieron ampliar el círculo. Aunque siguen trabajando con esta organización, buscaron también unirse a otro grupo más grande para ampliar el impacto: las mujeres de la Asociación de Autoridades Tradicionales indígenas Cercanas a la Hidroeléctrica del Mitú (Aaticam).
Todo el trabajo tiene un añadido: son ellas, las 160 mujeres que actualmente participan del programa, quienes deciden qué sembrar porque conocen las necesidades de sus territorios. Así, por ejemplo, los primeros 10.000 árboles son de asaí, teniendo en cuenta la demanda de esta fruta en la actualidad.
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Gobernanza territorial
Aunque la meta de Saving the Amazon, como se lee en su página web, es “unir la comunidad mundial y local en una campaña para combatir la crisis climática, mediante la siembra de árboles con comunidades indígenas en el santuario ecológico más importante del planeta, la selva Amazónica”, después de años de trabajo, Daniel le ve un añadido.
“Se trata de empoderar a las comunidades hacia la gobernanza de sus territorios”, dice, “el árbol es una excusa”. Así, por ejemplo, retoma el hecho de que sean las mujeres las que elijan qué sembrar. Que sea asaí tiene un doble propósito: además de reforestar, son árboles productivos.
Eso, por supuesto, ha tenido retos. La mejor forma de explicarlo es con un ejemplo. Daniel cuenta que, en alianza con una organización que se dedica a esos temas, quisieron dictar unos talleres sobre sexualidad, “pero primero hicimos unas encuestas y todas nos dijeron que no querían hablar de eso, que no teníamos por qué involucrarnos”.
El aprendizaje de esa experiencia ha guiado el trabajo con las mujeres vaupenses: “Se trata de saber hasta qué punto vamos en ese propósito de empoderarlas, sin tener que estar todo el tiempo hablando desde una ética colonialista de que lo que decimos es cierto y lo que el otro dice, no”.
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