Primero: el mar

En el Día de los Océanos, Sandra Bessudo, creadora y directora de la Fundación Malpelo, y una de las personas que más saben sobre ecosistemas marinos en la región, reflexiona sobre la importancia de proteger estos entornos, cruciales para la vida en la Tierra.

El hombre ya sabe que la vida nació en el mar y lo sabe desde el principio de los tiempos. Los mamos kogi de la Sierra Nevada de Santa Marta, portadores por excelencia de la palabra, lo describen en sus mitos originarios: “Primero estaba el mar. Todo estaba oscuro. No había sol, ni luna, ni gente, ni animales, ni plantas. Solo el mar estaba en todas partes. El mar era la madre. ”

Los océanos, inmensos, albergan tesoros naturales y criaturas increíbles que nos brindan muchos más beneficios de los que nos podemos imaginar.

Hablo de una masa de agua que cubre nuestro planeta que es responsable de la producción del  85 % del oxígeno que respiramos y que absorbe gran parte del CO2 que producimos, que alberga ecosistemas fascinantes como los arrecifes de coral, fuente de enorme biodiversidad que, a su vez, nos proporciona alimento. 

Descubrir y observar la biodiversidad marina ha sido una de las cosas más maravillosas que me han sucedido. Poder ver con mis propios ojos lo que se encuentra debajo de la superficie ha sido muy enriquecedor, fascinante y revelador.

Como buzo profesional y naturalista puedo confesar que he vivido historias extraordinarias que muchos, desafortunadamente, tildarían de aterradoras: encuentros con escuelas de tiburones martillo en el Santuario de fauna y flora de Malpelo; con tiburones ballena de hasta 15 metros de longitud que se alimentan de plancton, y hasta con tiburones tigre y blanco

Encuentros íntimos que me han demostrado que estos no son los monstruos que mucha gente cree. 

Cómo no deslumbrarse con las formas y colores del plancton, los peces, moluscos, crustáceos y estrellas de mar…. ¿Y qué decir de las tortugas y mamíferos marinos como delfines y ballenas?

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El tiburón ballena, Rhincodon typus, es el pez más grande del océano: mide alrededor de 12 metros y habita en aguas cálidas tropicales y subtropicales. / FOTO: Shutterstock

Desde el año 2000, he liderado desde la Fundación Malpelo y otros ecosistemas marinos más de 45 expediciones científicas durante las cuales hemos realizado el monitoreo de diferentes especies y ecosistemas. 

Y aunque esas observaciones nos han mostrado lo maravilloso que es el mundo marino, también han permitido evidenciar la disminución de muchas especies como los tiburones, que son objeto de una pesca mundial indiscriminada para abastecer un mercado que transforma sus aletas en costosos platos de sopa, así como en aceite y cartílago para cosméticos y suplementos. 

Esto ha llevado a que muchas especies de tiburón, embajadores de nuestros mares y responsables de mantener el equilibrio y la buena salud de los océanos, estén amenazadas o localmente extintas. 

Y no son solo los tiburones los que sufren una disminución drástica por parte de la sobrepesca, la pesca ilegal y las artes de pesca destructoras. Hoy, la mayoría de las pesquerías a nivel mundial están casi colapsadas. Estamos vaciando nuestros mares sin darnos cuenta. 

Otras investigaciones realizadas en conjunto con la red de investigadores de Migramar (desde Estados Unidos hasta Chile), en la que utilizamos tecnología de punta para seguir por medio de telemetría satelital y acústica varias especies de tiburones, tortugas y ballenas, nos han permitido entender los movimientos y migraciones de estas especies que no conocen nuestras fronteras. 

También hemos podido ubicar áreas de crianza, cuyos hábitats están en peligro debido a su destrucción y contaminación, y con ello entender mejor el comportamiento y la relevancia de estas maravillosas especies. 

La ciencia, sin duda, es una herramienta fundamental para entender y tomar las mejores decisiones.

Hoy, cuidar los Océanos no es solo una necesidad, es una obligación. Colombia avanza en este sentido: ha fortalecido su institucionalidad, ha generado políticas públicas para proteger especies y ecosistemas marinos, un BIEN importante en materia de biodiversidad y economía, pues está ligado a industrias de desarrollo sostenible como el ecoturismo y la ciencia para producir nuevas moléculas. 

Colombia, va por buen camino al aumentar las áreas marinas protegidas y así cumplir la meta de los compromisos internacionales. Sin embargo, aún hay mucho por hacer.

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