En Riosucio, Caldas, excombatientes, víctimas del conflicto e indígenas se asociaron en un proyecto de piscicultura que busca sanar viejas heridas y trazar objetivos comunes.
Entre los cerros Carbunco, El Gallo y Sinifaná, lugares sagrados para la comunidad Emberá del resguardo colonial Cañamomo Lomaprieta en Riosucio, Caldas, surgió la Cooperativa Multiactiva e Indígena para la Paz, Coomipaz, un proyecto de reconciliación que ha sido reconocido en el mundo.
Un grupo de víctimas del conflicto, indígenas del resguardo, personas de la comunidad y 30 excombatientes montaron el proyecto insignia de la cooperativa: la piscícola La Pangola.
Se trata de una iniciativa de cría y comercialización de cachama y de tilapia roja y plateada, que recibe el mismo nombre de la finca que los gobernantes del cabildo les entregaron a los excombatientes en comodato a ocho años para desarrollar el proyecto.
En seis estanques cosechan alrededor de siete u ocho mil peces que representan, aproximadamente, una tonelada y media de carne de pescado que luego comercializan.
Con el objetivo de diversificar sus actividades piscícolas, quieren construir un nuevo estanque para pesca deportiva, con el objetivo de que La Pangola se convierta también en un lugar de esparcimiento para turistas.
Pero mucho más allá de ser un proyecto productivo, Coomipaz es un laboratorio de paz. Nació como un espacio de reconciliación entre excombatientes, víctimas y miembros de la comunidad: “Queríamos montar un proyecto con el objetivo de poder demostrar que nuestra intención es resarcir los daños que causamos en la guerra”, comenta Juan Esteban Capaz, representante legal y gerente de Coomipaz, indígena Emberá y excombatiente de las Farc.
La cooperativa, como menciona Lina Miraflores, víctima del conflicto y asociada, surgió por casualidad: “Al principio no teníamos una perspectiva de formar una cooperativa porque, tanto excombatientes como víctimas, recibíamos talleres de la ARN y de la Universidad Nacional, pero de manera independiente. Un día uno de los capacitadores no pudo asistir, y unificaron los dos grupos en uno solo. Nosotros no sabíamos que ellos eran excombatientes, pero comenzamos a recibir talleres y capacitaciones juntos.”
Fue a partir de una de esas capacitaciones, específicamente en economía solidaria, que decidieron formar Coomipaz. En septiembre de 2019, se fundó de manera oficial.
Víctimas y victimarios, juntos por la paz
En octubre de este año, se llevó a cabo la Cumbre Internacional de la Paz en Manizales, en la que Coomipaz fue aclamada por su trabajo en reconciliación. Daniel Luz, jefe de la oficina regional de Cali de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, se refirió a esta como la experiencia de reconciliación más exitosa del país.
Aunque para algunas víctimas fue difícil estar con sus victimarios y algunas desistieron durante el proceso, “la idea era seguir trabajando unidamente a ver qué pasaba y hasta ahora todo va muy bien. De todas formas, no vamos a acusar a nadie por nada, porque al fin y al cabo uno no sabe la situación que los llevó a eso, y un error del pasado no puede seguir influyendo en su presente y futuro”, comenta Lina.
Por su parte, Juan Esteban confesó que temían que el primer encuentro con las víctimas fuera difícil. «Logramos, a través de mucho respeto, hacer una propuesta de una nueva puesta en marcha que es la paz. Esa es nuestra insignia y nuestra bandera”, agrega.
Además, Coomipaz también tiene una línea de trabajo comunitario que, según Juan Esteban, se ha consolidado gracias al trabajo articulado de víctimas y excombatientes. A partir de ella, el estigma hacia estos últimos se ha reducido y les ha permitido trabajar con diversos sectores. Por ejemplo, con colectivos como Mujeres que le Apuestan a la Paz y Mujeres Confeccionistas de La Paz, dos grupos que trabajan por la reparación de las mujeres víctimas del conflicto en Riosucio, y con los que la cooperativa ha gestionado espacios de reparación y reconciliación.
Asimismo, firmaron un convenio con la Institución Educativa Portachuelos para que esta incluyera dentro de sus planes curriculares temas de pedagogía de paz y enseñanza de los cinco puntos del Acuerdo de La Habana.
Por lo pronto, Coomipaz seguirá criando y vendiendo tilapia, esperando ampliar su comercialización a restaurantes, negocios locales y mercados, mientras le apuesta a la reconciliación y a la construcción de paz en Colombia.