Desde 2019 se viene gestando, entre la Universidad del Magdalena y la Universidad de La Guajira, un proyecto que busca reducir la brecha existente entre el campo y la tecnología a través de drones capaces de identificar plagas en los cultivos de banano.
Los cultivos de banano son esenciales para la economía de los municipios de La Guajira y Magdalena. Según Asobanana, la asociación que agrupa a los bananeros de La Guajira, Magdalena y Cesar, en 2021 el Caribe exportó más de 864 mil toneladas de la fruta, cifra que demuestra cuán apetecida es a nivel mundial, sobre todo en Estados Unidos.
El crecimiento en las exportaciones de banano demuestra que esta zona de la región merece una atención especial en cuanto al cuidado y tratamiento de los cultivos. Por esto, desde la Universidad de La Guajira y la Universidad del Magdalena, desde 2019, se viene adelantando un proyecto integrado por expertos en diversas disciplinas que busca, precisamente, focalizar esfuerzos para evitar pérdidas en las plantaciones de banano por plagas y enfermedades.
Se trata de un proyecto basado en el diseño e implementación de modelos de software capaces de detectar, a través de drones, enfermedades y plagas en los cultivos de banano presentes en ambos departamentos. Uno de sus integrantes es el magíster Rafael David Linero Ramos, egresado de ingeniería electrónica de la Universidad del Magdalena, institución donde ha trabajado desde 2012 en diferentes cargos administrativos y de investigación.
El experto comenta que la idea nace del Grupo de investigación en desarrollo electrónico y aplicaciones móviles (GIDEAM). Allí se formuló una propuesta que fue presentada al Ministerio de Educación y que, posteriormente, se convirtió en un proyecto de inversión pública logrando conseguir un financiamiento de 2 mil millones de pesos a través del Sistema General de Regalías.
Rafael cuenta que el proyecto lo integran profesionales de diferentes disciplinas: «Hay unos estudiantes de ingeniería que ya se graduaron, pero que siguieron vinculados al proyecto. También hay profesores que han trabajado temas de fotogrametría, análisis de imágenes de vehículos aéreos no tripulados, ingeniería agronómica, estudios de suelo y enfermedades en cultivo, entre otras», explica
Son dos vehículos aéreos no tripulados los que prestarán su hardware para la implementación de los softwares que resultarán del proyecto. El proveedor de estos equipos es DJI, el líder mundial en vehículos aéreos no tripulados. Sus drones poseen la más avanzada tecnología con elementos como, por ejemplo, tanques para pesticidas.
«La idea de este proyecto es trabajar por una agricultura de precisión, es decir, que logre focalizar dónde están las plagas o enfermedades para que el pesticida se riegue en esa zona, no en todo el cultivo», explica Rafael quien también menciona que este método ayudaría a disminuir la contaminación.
Para el proyecto se escogió el banano porque es un cultivo que tienen en común los departamentos de La Guajira y Magdalena. Y porque, además, desde 2019, se identificó la presencia de una nueva plaga que recibe el nombre de Fusarium R4T y se distingue de las demás principalmente porque «logra ‘encuarentenarse’ en el banano», explica el ingeniero.
Según él, este tipo de plagas nuevas son peligrosas no solo por el daño que pueden provocar al cultivo, sino también porque el tratamiento para su sintomatología es desconocido por los campesinos.
«Si tú le preguntas a un campesino de acá por la plaga Sigatoka negra te va a decir cómo enfrentarla porque prácticamente conviven con ella. Nosotros lo que queremos con este proyecto es asegurar que la transferencia social del conocimiento se de y que comiencen a entender factores asociados a las plagas con más rigurosidad y precisión, incluso las nuevas», menciona.
A través del Deep Learning y de la inteligencia artificial, estos investigadores buscan entrenar los drones para el etiquetado y tratamiento de datos sobre plagas y enfermedades. Para ello contarán con diferentes tecnologías como las cámaras multiespectrales, las cuales, según Rafael, funcionan de la siguiente forma:
«Algunos drones tienen una cámara multiespectral con múltiples sensores. Estos, por ejemplo, tienen 6 cámaras integradas, pero todas ‘ven’ distinto. Una de ellas se ve en el espectro de colores que nosotros vemos (RGB). Otras ven por encima de ese espectro y otras por debajo. Todos esos datos se correlacionan y a partir de ellos se puede calcular el índice de vegetación, cambios de forma en las plantas, manchas y patrones que el ojo humano no ve», explica el ingeniero.
Este proyecto, igual que sucede con la medicina, busca poder generar diagnósticos a partir de imágenes. Más allá del desarrollo tecnológico que conlleva, también implica fortalecer la investigación y la confianza en las universidades públicas del país.