‘Mariposario Amazónico’ es un colectivo que promueve y protege los derechos de las orientaciones sexuales e identidades de género diversas en el Caquetá.
En 2021, en la sala de una casa, entre cerveza y café nació la idea de crear un espacio seguro donde se pudiera hablar, debatir y educar con libertad sobre el reconocimiento de la población LGTBIQ+ (Lesbianas, gays, personas trans, bisexuales, intersexuales, queer y el resto de identidades y orientaciones) del Caquetá y la jerarquización de los afectos o sobre los diferentes tipos de orientaciones sexuales e identidades de género diversas.
Aunque es verdad que en el Caquetá ya existían procesos y activistas como ‘Zunga la perra roja’, Julieta o la fundación ‘Caquetá diversa’, que trabajaban y abordaban estas temáticas, Carol Peña, integrante del ‘Mariposario Amazónico’, explicó que las nuevas generaciones encontraron cuestionamientos que no estaban siendo tratados en espacios amplios.
“El ‘Mariposario Amazónico’ es un proceso colectivo, que siempre busca generar espacios de diálogo. Por ejemplo, en el Instagram del mariposario convocamos a la gente, les preguntamos qué les gustaría hacer, nos acercamos a estas nuevas generaciones que tienen dudas y con los espacios de conversación pretendemos, precisamente, esta construcción colectiva del conocimiento”, comenta Peña.
El nombre del colectivo se decidió también en medio de las reuniones caseras. Después de acordar que se haría una semana de cultural para celebrar el orgullo de personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas o no hegemónicas, se pensó en qué nombre darle.
“Para el nombre quisimos tomar una palabra que hubieran utilizado durante años para lastimarnos. Pensamos en locas, maricas, y llegamos a mariposos. Como estamos en la Amazonía consideramos que con eso se podría hacer un buen juego de palabras. Luego alguien dijo mariposario y todes estuvimos de acuerdo, porque un mariposario es un lugar donde se conservan especies en peligro de extinción y quienes integran nuestra comunidad están en peligro, sobre todo en territorios como el del Caquetá, que tiene tantos actores armados. Acá ser una disidencia sexual y de género es significativamente peligroso, pero no por eso dejamos de procurar ser o nos ocultamos. El ‘Mariposario Amazónico’ se convirtió en un espacio seguro”, cuenta Peña.
Por medio del ‘Mariposario’, también se ha pretendido animar a las personas a crear más proyectos que trabajen o aborden el tema de las disidencias sexuales y de género en el departamento porque, “el Caquetá es muy grande y se necesitan muchos, uno solo no es suficiente para abarcarlo por completo. Las gestiones requieren mucho tiempo, idealmente mucha gente”, dice Peña.
Lo bueno es que desde el ‘Mariposario’ creen que se ha sembrado un poquito esta idea de que la autogestión es posible. Además, Peña siente que también han logrado conectar con la gente, lo que a futuro podría permitir que al colectivo lleguen más personas y pueda haber un relevo generacional.
El arte y la cultura como resistencia
El arte se convirtió en la herramienta predilecta del ‘Mariposario Amazónico’ para hacer retumbar su voz en las calles de Florencia, Caquetá, principalmente porque era lo que los integrantes del colectivo podían ofrecer a la causa.
“El ‘Mariposario’ siempre ha sido un espacio interdisciplinario, que lo quisimos hacer con o sin recursos y por eso cada une puso a disposición su conocimiento: unes sabían hacer fanzines, otres hacían talleres de escritura creativa, otre es diseñador de modas, yo estudié cine y televisión, se presentó la posibilidad de pintar un mural en Florencia con ayuda del grupo ‘Caldera gráfica’. Todes aportamos lo que sabíamos. Además, lo que más podía llamar la atención y lo que mejor podríamos sacar adelante, eran las intervenciones artísticas. El arte siempre ha sido una forma más cercana de abordar a la gente, hacerles llegar el mensaje”, comenta Peña.
Fue así como durante una semana del mes de junio del 2021, se realizaron murales, muestras de cine rosa, talleres en derechos humanos, diálogos, desfiles, bailes, entre otras actividades artísticas, con los que se buscaba dejar un claro mensaje de no violencia y discriminación.
La iniciativa llegó hasta la vereda Agua Bonita, en el municipio de La Montañita, antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de excombatientes de las Farc, donde se hizo un taller con niños y niñas, para explicarles la importancia de la diversidad, “poniendo como ejemplo la biodiversidad que tenían en el monte, que era algo que tenían cerca”, aclaró Peña.
Desde ahí abordaron diferentes temas sobre la vital que es tener diversidad de pensamiento o sentires. De ese taller quedó un mural con el mensaje ‘Somos la diversidad del monte’, lo que el colectivo encontró simbólicamente importante.
En colectivo del ‘Mariposario Amazónico’ continúa sus labores, mutando constantemente la cantidad de personas que lo componen, lo que para Peña hace parte del cambio, del crecimiento y de los procesos sociales. “Lo que buscamos es que siempre haya colectividad y juntanza”.
Este año se han concentrado mucho en trabajar con el cine club, llevando películas como ‘Pride’, que hablaba sobre una historia verídica, donde un grupo compuesto por personas de diferentes disidencias sexuales y de género apoya económicamente a los mineros que estaban en huelga en ese momento con Margaret Tatcher y como, después de esa huelga, los mineros llegaron a apoyar a la marcha del orgullo de personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas o no hegemónicas. O la película brasilera que se llama ‘Bixa Travesty’, que es la siguiente en la lista.
También tienen pendiente la realización de un nuevo mural y de atraer a más personas para seguir juntando y construyendo comunidad.