Con Orika Ecoturismo, el pueblo afrodescendiente de Islas del Rosario le apostó al turismo como una forma de apropiarse de su territorio ancestral, conservando el ecosistema, difundiendo sus saberes y ofreciendo una experiencia turística desde lo local.
Visitar Islas del Rosario es uno de los planes más frecuentados por los turistas que van a Cartagena de Indias. Y aunque es posible adquirir paquetes desde la ciudad, los nativos de la isla formaron una red en la que colaboran para mejorar las condiciones y experiencias para turistas y locales. Le llamaron Orika Ecoturismo, y esta fue fundada en 2014.
En lugar de conformarse bajo un único operador turístico, la comunidad le apostó a construir una red de cooperación entre los mismos habitantes de las islas. Esta organización vincula a unas 60 familias a través de 14 hostales y 4 empresas de guías nativos.
“Todo empezó más o menos en el 2000, cuando la comunidad se unió para que el territorio fuese reconocido como nuestro. El pueblo afrodescendiente ha habitado las islas desde hace más de 400 años”, cuenta Ever de la Rosa, líder comunitario y uno de los cofundadores de Orika Ecoturismo.
Durante los años de lucha por el reconocimiento del territorio, la comunidad vio que el turismo era un escenario por conquistar. “Nos dimos cuenta que todos nos veíamos perjudicados de alguna forma por el turismo, pero que también nos beneficiaba porque era uno de los principales ingresos de las familias en las islas”, explica el líder.
Por un turismo más sostenible
“La explotación turística en Islas del Rosario no siempre va de acuerdo con el bienestar ambiental. Por eso, le apostamos a que el diferencial que ofrecemos los miembros de la comunidad sea la conservación de los ecosistemas”, cuenta Ever.
Con los operadores de Orika Ecoturismo las personas pueden adquirir paquetes para hacer snorkeling y sumergirse en la barrera coralina de las islas. Además, pueden visitar algunas de las lagunas internas que están conectadas por manglares. Una de ellas es la laguna Encantada, a la que el plancton luminoso da un brillo azul en las noches.
Aunque es posible realizar todas estas actividades con operadores turísticos de fuera de las islas, la apuesta de Orika es ofrecer guías locales que conocen el territorio. A lo largo de los recorridos, ellos enseñan a la gente sobre la conservación de los ecosistemas y organizan los planes de una forma poco lesiva para los mismos.
La comunidad también ofrece una serie de atracciones culturales. Aquellos que visitan la isla pueden comprar a comercios de artesanos locales. Además, pueden realizar recorridos por el casco urbano en los que se aprende sobre la historia del pueblo orika y sus saberes.
¿Cómo funciona la alianza Orika?
Al ser una red comunitaria, las y los isleños que la componen llegaron a acuerdos sobre lo fundamental para poder ofrecer servicios que le convengan a los turistas, al ecosistema y a la misma comunidad.
Con el fin de evitar una “guerra por quien ofrece los precios más bajos, los nativos establecieron un promedio por servicio que todas las personas de la red siguen. Ese acuerdo garantiza que los turistas accedan a condiciones similares, independientemente de las personas con las que tomen el servicio. Además, nos permite tener precios justos que al final no se vean afectados por el ‘regateo’”, cuenta Ever.
El trabajo en red les permite cooperar en caso de no poder ofrecer algún servicio. Por ejemplo, si faltan meseros para atender restaurantes, o no hay suficientes opciones de hospedaje que satisfagan la demanda, la comunidad busca soluciones a través de su grupo de WhatsApp.
Algunos de los hospedajes de la alianza son Casa Lola Eco House, Eco Hotel Bosque Encantado, Ubuntu, Eco-Hotel Mar Adentro, Punta Nativa Eco-Hotel, el Eco Hotel Las Flores, y el Hamaquero Hostal Eco Nativo. Puede contactarlos haciendo clic en los enlaces de los nombres.