Las abejas de las orquídeas no viven en colmenas, tampoco tienen reinas y en vez de producir miel se dedican a crear perfumes. También son protagonistas de una nueva docuserie de NatGeo y Disney+.
De acuerdo con datos del Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia (SiB), en el país hay 434 especies de abejas registradas de manera oficial. No obstante, el Ministerio de Ambiente estima que la cifra podría ascender a 1.445, incluidas decenas pertenecientes a la tribu Euglossa, Euglossina o de abejas de las orquídeas, destacadas por un repertorio de particularidades que va mucho más allá de su belleza.
“Ellas son interesantes a todo nivel: estético, evolutivo, de función en el ecosistema, de comportamiento animal y hasta a nivel genético”, explica Carlos Hernández, biólogo y antropólogo que ha dedicado buena parte de su vida profesional a estudiarlas y darlas a conocer. Tanto, que ha participado como asesor en la producción de cinco documentales dedicados a contar las “historias increíbles” de estas abejas, incluido uno estrenado a principios de este año en Disney+.
Según el experto, que por estos días cursa un doctorado en sostenibilidad en la Universidad de Lund, en Suecia, se trata de un grupo de polinizadores que, a pesar de sus colores brillantes e importantes aportes al desarrollo de los ecosistemas en el continente americano, y especialmente en Colombia, hasta ahora están comenzando a recibir reconocimiento.
“Abejas en Colombia hay miles, puedo decir que estas son unas de las representantes más bellas”, comenta Hernández, insistiendo en que más allá de eso está su importancia ecosistémica. “Creo que estas historias tienen que salir y contarse cada vez con más fuerza y más detalle, pues ayudan a entender que la realidad es compleja y hermosa”, agrega. Por eso, y entendiendo que el primer paso para conservar algo es conocerlo, el biólogo ofrece cinco datos sobre las abejas de las orquídeas.
Una especie solitaria y particular
Contrario a lo que se piensa tradicionalmente de las abejas, las de las orquídeas no viven en colmenas, ni en grandes grupos; no tienen una reina y tampoco producen miel. De igual manera, es más común ver machos, que no tienen aguijón, que hembras que sí lo tienen.
En su charla con Colombia Visible, Hernández comentó que “tienen comportamientos muy particulares porque no solo se alimentan de néctar, tienen una lengua larguísima, por eso se llaman euglossa, que significa ‘verdadera lengua’, sino que además de buscar muchas flores para alimentarse, también hacen perfumes.
Son profundamente diversas
Hernández explica que la tribu Euglossina está conformada por 216 especies que solo pueden ser encontradas en América, especialmente en Panamá y en Colombia; y aunque el SiB solo registra 58 de ellas en el país, el experto está convencido de que la cifra es mucho más cercana al total global. “Las hay grandes y peludas, hasta unas que son muy pequeñas y moradas. Tenemos además todo el arcoíris: azules, verdes, rosadas…”, asegura.
Se trata de abejas que viven, principalmente, en bosques tropicales y ecosistemas por debajo de los 800 metros sobre el nivel del mar. Para el caso colombiano, lo normal es verlas en los llanos, los Montes de María, el Pacífico, el Amazonas y el Magdalena Medio.
Crean perfumes naturales
Más allá de los colores llamativos, las abejas de las orquídeas son reconocidas por su capacidad para crear cocteles de olor a partir de lo que encuentran en la naturaleza. “No buscan una fragancia o dos, sino entre 15 y 20 para crear un buqué particular que busca llamar la atención de la hembra específica de la especie”, comenta el biólogo, agregando que se trata de un comportamiento desarrollado y afinado durante millones de años de evolución.
Para ello, las abejas recorren el bosque tropical a velocidades de hasta 32 km/h buscando no sólo las orquídeas que les dan su nombre, y que no les sirven de alimento, sino por lo menos otras 60 familias de plantas diferentes, incluyendo granos de cacao; así como hongos y hasta heces. Primero recolectan las esencias con las patas delanteras, que actúan como cepillos, para posteriormente almacenarlas y mezclarlas en las ‘bolsas’ ubicadas en las traseras, de donde se desprende el olor que atrae a las hembras.
Actúan como indicadores ecológicos
Según Hernández, paralelo al ejercicio de crear perfumes, las Euglossina son unas polinizadoras incansables, cosa que a su vez las convierte en un bioindicador efectivo. La presencia de determinada especie en un ecosistema, señala, da pistas sobre la oferta floral que hay en el bosque y hasta sobre su estado de salud, pues hay algunas que están presentes ecosistemas degradados.
En sus palabras, “hay animales y plantas que no tendrían éxito si no existieran estas abejas: no habría una cantidad enorme de flores, ni frutos e incluso de otros seres que se alimentan de ellas. Es importante observar, sobre todo, la diversidad y la representación, porque encontrar varias especies de estas abejas brillantes es un indicador de que la oferta de flores, perfumes y de composición vegetal es buena”.
Están ganando protagonismo
Además de su labor como biólogo y antropólogo, Hernández también asesora a productores y directores interesados en registrar el comportamiento de las abejas de las orquídeas. Es una labor que inició en 2014 y que desempeñó más recientemente en la producción del segundo capítulo de ‘Bichos: una verdadera aventura en miniatura’, la serie producida por National Geographic y que ya está disponible en la plataforma de streaming Disney+.
“Son abejas que han ido ganando tiempo, primero aparecieron en segmentos de 40 segundos, luego 2 minutos. Ya vamos en un episodio de media hora”, comenta el experto, recordando que quien le recomendó enfocarse en las Euglossina y posteriormente lo introdujo al circuito de documentalistas fue el también colombiano Santiago Ramírez, uno de sus mentores y el líder del estudio que demostró que las abejas no sólo usan orquídeas para crear sus perfumes. “Es muy agradable cumplir un sueño, trabajar con National Geographic, viajar por Colombia para mostrar lo que a uno le gusta, y ver cómo gana atención una historia que pareciera que solo a los biólogos nos interesa”, concluye.