Café: la esperanza para más de 90 firmantes de paz en Cauca

Actualmente, 107 asociados, entre firmantes y campesinos, trabajan en un proceso de producción de café orgánico, libre de agentes químicos. Además de un negocio creciente, promueven la reconciliación en el territorio.

Con la firma del Acuerdo de Paz de 2016, entre las FARC y el Gobierno Nacional de Colombia, Mario Rodríguez, un valluno de 39 años, junto con otros 70 excombatientes decirieron empezar un proceso productivo alrededor del café. Esto, en el marco de los procesos de reincorporación que contempla dicha negociación.

Rodríguez, quien junto con su familia sufrió el desplazamiento forzado debido al hostigamiento por parte de actores armados hacia el ejercicio político que realizaba su padre, fue uno de los firmantes que entregó las armas en los contenedores de la ONU, el 13 de junio del 2017, en la vereda La Esperanza, de Buenos Aires, Cauca.

Con un ideal político marcado por herencia, Mario decide en 2004 militar en la columna Eduardo García, perteneciente al Bloque Móvil Arturo Ruiz, pero reconoce que:

"La salida más digna para las FARC fue haber firmado el Acuerdo, por la degradación de la misma. Venía en un proceso de declive, entendiendo que el Caguán fue un sitio donde las FARC se llenaron de nombres, pero hubo un decrecimiento de cuadros políticos e ideológicos que implementaran una postura correcta. Esto hizo que hubiera cosas que a mí me parecen aterradoras hoy en día: narcotráfico, abortos, cosas que yo hoy en día digo que estas no eran las FARC que yo conocía”.
Mario Rodríguez
Cofundador Café Sabor La Esperanza
Café Sabor La Esperanza ha llegado a países como Italia, donde Illycaffe ha comprado al menos 100 mil kilos de café peregrino. | Foto: Cortesía Café Sabor La Esperanza

El 30 de octubre del 2017, Rodríguez junto con sus compañeros, forman La Cooperativa Ecomún La Esperanza (Cecoespe), “porque es el nombre de la vereda, pero también es el significado de lo que nosotros vimos con el nacimiento de la cooperativa, una esperanza para cada uno de nosotros frente a nuestra reincorporación”, afirma.

Desde esta, y con el apoyo de Tecnicafe, Ecomún, la Federación Nacional de Cafeteros y empresas privadas, empiezan a trabajar con café. Rodriguez comenta que “en la región existían dos cultivos específicos que dinamizan la economía: el café y la coca. Entonces nosotros dijimos: Bueno, estamos en la legalidad, vamos a empezar a trabajar temas de café».

En un principio fungen como intermediarios y empiezan a comprar café de las familias productoras del departamento. “Se pagaba el precio base del día, pero con una bonificación de 12 mil pesos: 10 mil pesos más al productor y dos mil pesos a la cooperativa por el ejercicio de recolectar el café. Esa fue de nuestras primeras formaciones, aprender a identificar las calidades del café”, añade Rodríguez.

En 2019, a la cooperativa se le aprueban los fondos destinados al proyecto productivo que pretendían ejecutar en Buenos Aires en torno a la producción de café, pero el asesinato de uno de los asociados los obliga a salir del municipio. «Salimos desplazados, me amenazaron también, esto se da por un ejercicio importante que se estaba desarrollando en el territorio. Mucha gente empezó a cambiar coca por café, en ese ejercicio de compra y venta de café a un mejor precio”, comenta Rodríguez.

Con las amenazas y riesgo de muerte latente, los asociados se reubican en el municipio de Timbío, donde adquieren una finca de 8.2 hectáreas en las que inician su proceso productivo, con Café Sabor La Esperanza como su marca propia.

Con la finca lista, los asociados deciden darle un enfoque diferente a su producto. “Todos los procesos para la producción son limpios, responsables con el medio ambiente; no utilizamos fungicidas, insecticidas, nuestras fertilizaciones son orgánicas. Tenemos un apiario con 12 colmenas al interior del cafetal, todo esto con el fin de construir una cultura económica diferente”.

Gracias al trabajo desarrollado, el 17 de octubre del 2019, uno de los lotes de Café Sabor La Esperanza fue seleccionado entre más de 5 mil muestras por catadores de diferentes países, logrando obtener el premio Ernesto Illy a la calidad del café.

La cooperativa Ecomún La Esperanza, junto con diferentes asociaciones indígenas y campesinas, hacen parte de la Corporación Plataforma de Organizaciones Comunitarias del Cauca, desde donde trabajan en conjunto por el departamento. | Foto: Cortesia Café Sabor La Esperanza

Actualmente producen 6 mil libras de grano al año; este “se fermenta durante unas 36 horas a temperatura ambiente, conservando sus mieles para resaltar sabores agradables. El secado se realiza con oreadores (herramienta usada para separar piedras y otros objetos ajenos), que utilizan aire caliente del ambiente invernadero filtrado mediante extractores, permitiendo un secado homogéneo sin exponer el café a altas temperaturas que puedan afectar su calidad”, explica el firmante de paz.

Además, en colaboración con Técnicafe, la asociación estableció alianzas comerciales con actores del sector privado como Promigas, para ser proveedores de café de manera constante. Actualmente, suministran 250 libras mensuales a la Compañía Energética de Occidente y proyectan nuevos convenios para entregar otras 450 libras mensuales.

En trabajo con otras 16 marcas de café impulsadas por firmantes, organizaron la Mesa Nacional del Café, que por medio de Trópicos, como marca sombrilla, han inaugurado tiendas en Medellín y Huila, proyectándose a llegar a todo el país.

Mario reconoce que el proceso después del acuerdo ha sido complejo, ya que, además del desplazamiento que sufrieron, se han presentado cinco asesinatos de integrantes de la asociación, sin contar los incumplimientos de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN). Por eso, buscan expandir su marca para brindar más oportunidades a los 107 asociados (89% de ellos, firmantes de paz) que forman parte de la iniciativa hoy en día, pues la marca solo genera seis empleos fijos y directos.

“Hoy en día tenemos una corporación (Corporación plataforma de organizaciones comunitarias del Cauca) donde estamos organizaciones de reincorporados, pero también de quienes fueron víctimas del conflicto, víctimas nuestras directamente. Es un ejercicio reconocido por la JEP, donde presentamos una ruta de reconciliación. Entendemos que el Cauca es un territorio muy complejo, pero también hay muchas cosas positivas y es el diálogo entre quienes estuvimos en algún momento en armas y quienes fueron víctimas del conflicto, lo que nos llevará a nuevos destinos de paz”, concluye.

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