¿Sabía que el guineo verde puede ayudar a prevenir la depresión y el cáncer de colon? ¿Se fijó en el fragmento de Cien Años de Soledad donde se menciona la exquisitez de este alimento? Conozca el taller que quiere resaltar su valor histótico y nutricional en Santa Marta, Magdalena.
El guineo verde es uno de los alimentos que más está presente en la gastronomía y vida social de los habitantes del Caribe colombiano, pues suelen venderlo a grandes cantidades y con precios muy bajos. En temporada, los comerciantes dan hasta 15 y 20 guineos verdes por $2 mil.
“El guineo verde lo saca a uno del apuro cuando la situación económica se nos aprieta, y creo que por eso se ha olvidado su valor nutricional”, explica Juliana Rodríguez, quien se tomó la tarea de desarrollar un taller enfocado en resignificarlo y concientizar a la población infantil sobre los múltiples beneficios de su consumo.
Juliana, oriunda de Bucaramanga, llegó a vivir a Santa Marta en 2005. Recuerda que, cuando estaba en la universidad, tuvo que atravesar una situación económica compleja, y sus compañeras de apartamento propusieron recolectar dinero para ver qué podían comer. Una de las ellas, al ver que solo tenían $1.500, dijo, entre risas: “Nos tocó comer guineo verde”.
Esa frase quedó grabada en la cabeza de Juliana durante años pues, el cayeye que prepararon, le pareció una exquisitez. “Esa preparación es barata, pero gastronómicamente hablando es muy rica”, menciona Juliana, quien actualmente administra un café librería llamado La Chequita Samaria desde febrero de 2021, en el que dictan talleres de lectura y redacción a la comunidad.
En ese café también ofrecen ‘chequitas’ (o tapas) de guineo verde, uno de sus productos insignias. De hecho, las ‘chequitas’, una colada y la masa para hacer pizza de guineo verde fueron tres de las preparaciones que llevaron al taller, para que niños y jóvenes entre los 8 y 16 años degustaran el guineo más allá de la simple preparación donde se hierve con agua y sal.
El taller se tituló ‘Las Letras del Cayeye’, y se llevó a cabo en el corregimiento de Bonda, en el marco de la Segunda Semana de la Lectura, junto con la Megabiblioteca 500 Años, la principal de Santa Marta.
Precisamente, como el taller surge en la semana de la lectura, era necesario que se relacionara el alimento con las letras, por lo que Juliana decidió ejemplificar su valor simbólico con el fragmento de Cien Años de Soledad en el que el coronel Aureliano Buendía invita al gringo míster Herbert a comer a su casa, y este termina devorándose varios racimos de guineo.
“—Miren la vaina que los hemos buscado —solía decir entonces el coronel Aureliano Buendía—, no más por invitar a comer guineo a un gringo”, dice el fragmento de Cien Años de Soledad, haciendo referencia a la llegada de la United Fruit Company a la Zona Bananera del Magdalena.
Juliana menciona que llevaron a Bonda el ‘súperguineo’, es decir, un guineo verde vestido de superhéroe al cual agregaron stickers con todas las vitaminas que posee, como potasio y aminoácidos, y los beneficios que trae para la salud: previene la diabetes, elimina el colesterol malo, previene la depresión, ayuda a la pérdida de peso y previene el cáncer de colon.
“El guineo verde ayuda a la pérdida de peso porque es rico en fibra. También es rico en vitamina C y Triptófano, una sustancia esencial para la producción de serotonina, el neurotransmisor que nos produce bienestar general”, explica Juliana, entre risas, al tiempo que recuerda que, durante el taller, cada niño tenía que representar uno de esos beneficios. “¡Soy María y tengo triptófano!”, decían.
Otra de las razones por las cuales el guineo verde está tan devaluado en la cocina es porque su precio le juega a favor y en contra. A favor porque sirve para ‘sacar del apuro’ a muchas personas; en contra porque, al ser económico, los platos ‘gourmet’ no pueden elevarle tanto su precio. Por ejemplo, si una persona va a un restaurante y pide una entrada de guineo verde, pero se la cobran a $12 mil, inmediatamente reclama el sobrecosto, explica Juliana.
Por el momento, La Chequita espera poder replicar el taller para la celebración de su aniversario. Y también están explorando otros alimentos con múltiples beneficios, como la yuca, con la que, según Juliana, se pueden hacer tortas, coladas y postres.
Todas estas preparaciones demuestran la creatividad de la gastronomía caribeña. Y también abren la discusión sobre los elementos característicos de la cultura del Caribe que muchas veces pasan de agache.
Gabriel García Márquez identificó ese detalle, y logró que un simple y gris guineo verde apareciera en uno de los fragmentos más dicientes de Cien Años de Soledad, la obra que lo hizo merecedor del Nobel de Literatura. Juliana También lo puso en discusión, pero no a través de páginas, sino directamente en el paladar de los más pequeños de la bonda.