A través del trabajo con comunidades campesinas y firmantes de paz, Biodiverso Travel está impulsando el turismo como un negocio verde que fortalece la economía del Guaviare. Conozca cuatro lugares que puede visitar si va al departamento.
Cuenta César Arredondo, fundador y director de Biodiverso Travel, que el turismo es una actividad relativamente nueva en el Guaviare. Además del poco apego que existía con respecto al territorio, asegura, también pesaba sobre este la sombra del conflicto armado con los estigmas que la acompañan. “Antes del Acuerdo de Paz de 2016 había unos tres guías certificados; los demás chicos hacíamos guianzas de manera informal, porque no había agencias”.
Los motivos, explica el emprendedor de 32 años, son varios y se desprenden de la idiosincrasia de los habitantes del departamento amazónico. En sus palabras: “Este es un territorio de colonos. La gran mayoría de personas mayores de 50, vienen del interior del país y precisamente esto hace que no haya un arraigo por el territorio, porque cuando empezó la colonización en el Guaviare era una colonización de extracción”.
Tanto así que ha sido considerado históricamente como uno de los tres departamentos con mayores índices de deforestación en el país. Por ejemplo, y de acuerdo con las últimas cifras del Ministerio de Ambiente, la tala de árboles se intensificó en 124% entre julio y septiembre de 2023 con respecto al mismo periodo del 2022.
Adicional a eso, Arredondo señala la falta de alternativas como otro factor: “resulta que estos territorios tienen muy pocas oportunidades para las personas, porque no hay fuentes de empleo. Lo que había era la coca y la ganadería, porque la agricultura está muy quedada y no hay industrias”. Esto, sumado a agrega, llevaba a los habitantes del departamento a negar su procedencia y a decir, en cambio, que eran de Villavicencio, la ciudad más cercana al territorio.
La situación, sin embargo, está cambiando con la generación de César. Jóvenes que nacieron y crecieron en el Guaviare, rodeados de selvas y ríos que aprendieron a querer y a cuidar.
Un desarrollo orgánico
“En San José del Guaviare hasta la ciudad es muy verde, el río le pasa por el lado. Uno siempre está en contacto con la naturaleza y de ahí surge el amor y el cariño por el territorio”, cuenta Arredondo, que creció alternando colegios, observando aves y pescando. Por eso le resultó muy natural estudiar biología cuando ingresó en 2010 a la Universidad del Quindío, a falta de instituciones de educación superior distintas al Sena en el departamento.
En vacaciones y puentes festivos, cuenta, regresaba a su tierra, muchas veces contratado por estudiantes de la Universidad de los Andes que, al ver lo que publicaba en redes sociales sobre aves, lo contrataban para hacer recorridos con fines científicos. Todo, como ya dijo, de manera muy informal pero con un desarrollo orgánico.
Por esa época, relata, lo normal era que un pequeño grupo de jóvenes de San José del Guaviare recibieran por su cuenta grupos familiares o estudiantiles para llevarlos a observar aves y a conocer atractivos como la Puerta de Orión, el Río de Colores o las pinturas rupestres de Cerro Azul. Para hacerlo tenían que contratar, por su parte, a otras personas que les prestaran el servicio de transporte y alimentación.
“Entonces empezamos a descubrir toda esta dinámica alrededor del turismo y que el dinero que nos daban las personas que venían a hacer turismo se repartía en servicios, personas y familias. También, que esos campesinos que recibían ingresos por un almuerzo o un acompañamiento, empezaron a crear conciencia de conservación, a proteger y a generar conocimiento basados en lo que tienen en sus fincas”, recuerda el biólogo, agregando que no pasó mucho tiempo antes de que esas personas comenzaran a contactarlo para preguntar por más trabajo.
Por eso, y motivado por la nueva oleada de visitantes que comenzaron a llegar al departamento gracias a la nueva percepción de seguridad que inspiró el Acuerdo de Paz en 2016, Arredondo se alió con otros cuatro amigos que, además de ser guías, son ingenieros ambientales, ingenieros agrónomos y antropólogos para crear Biodiverso Travel, una agencia de viajes que le apuesta a generar una nueva economía en el departamento desde el amor por el territorio, el trabajo comunitario y la conservación de los ecosistemas.
“Vemos que el turismo es ese negocio verde en el cual uno puede generar ingresos, mejorar la calidad de vida de las comunidades y sembrar una semillita de conciencia, de educación ambiental”, asegura Arredondo. De ahí, que hoy trabajen de la mano con asociaciones campesinas, veredales y con firmantes de paz de los dos AETCR (Antiguos Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación) que hay en el Guaviare.
Cuatro planes comunitarios en Guaviare
De acuerdo con el emprendedor, la labor de Biodiverso Travel, que hoy cuenta con 15 guías de planta, es crear un puente con el territorio y sus diferentes experiencias, teniendo en cuenta que prácticamente el 90% del turismo del departamento se hace en San José del Guaviare y sus inmediaciones.
Para ello, no solo vinculan a las comunidades que se asociaron por su cuenta para apostarle al turismo y que prestan servicios de guianza, alimentación y transporte, sino que las equipan con el conocimiento necesario para darle un mejor manejo al territorio y sus recursos naturales. Esto, por ejemplo, a través de talleres sobre observación de aves.
«Cuando empezó el tema del turismo y cogieron fuerza las redes sociales, donde lo que tenemos en el Guaviare es ‘instagrameable’, cuando comenzó el ‘boom’ de las pinturas rupestres y los ríos de colores, cuando empezaron a haber muchos visitantes, la gente de acá empezó a sentir más arraigo con el territorio, empezaron a identificarse y a conocer, porque incluso hoy hay locales que no conocen los atractivos», concluye el emprendedor. Por eso, a continuación compartimos cuatro planes destacados en la región:
Cerro Azul
A 45 Km de la capital del departamento, donde comienzan a levantarse los tepuyes del escudo guyanés, se encuentran la Serranía La Lindosa y la comunidad de Cerro Azul, que resguardan el cerro homónimo, también conocido como Cerro Pinturas, y su imponente mural rupestre de más de 8.000 años de antigüedad. Sus guardianes son los 42 campesinos que conforman la Asociación Fantasías de Cerro Azul, y que se desempeñan como intérpretes de patrimonio, cocineros o prestadores de servicios de alojamiento.
Río Guayabero
A través de la Corporación de Pesca y Turismo Guardianes del Yuruparí, los turistas tienen la posibilidad de recorrer, en canoa, este afluente que nace en el Sumapaz y que se une con el río Ariari para formar el río Guaviare. El plan es ir aguas arriba hacia la zona del raudal, flanqueada por un cañón, en busca de delfines rosados, tortugas y aves. “Luego de 25 minutos en canoa, llegas a Puerto Lucas para subir al segundo mural de pinturas rupestres más importante de San José. Luego se pasa a un mirador, a la parte de arriba del tepuy, para contemplar 360 grados de selva”, relata Arredondo.
Laguna Damas de Nare
Ubicada a 76 km de San José del Guaviare están la vereda y la laguna Damas del Nare, a las que se va para navegar, nadar y observar toninas. “Allá primero llegó el Sena invitando a la comunidad a capacitaciones en turismo. Muchos no quisieron, argumentando que ‘nadie iba a ir hasta allá a ver unos bichos muy feos’”, cuenta Cesar. La oferta la tomaron 10 familias campesinas que previamente se dedicaban al cultivo de coca y que tiempo después se asociaron para conformar Econare, el principal operador turístico de la zona.
Turismo de reconciliación
Al ser uno de los principales escenarios del conflicto armado en el país, la firma del Acuerdo de Paz también aseguró la creación de los ETCR Las Colinas y Charras en el departamento. Allí, los firmantes establecieron líneas económicas en actividades como la agricultura y el turismo como alternativas de desarrollo sostenible. En ese contexto, Biodiverso Travel trabaja con la Universidad de Sidney en la operación del programa Paz con la Naturaleza para capacitar a los excombatientes. Como resultado, hoy los turistas pueden visitar las zonas veredales para ver cómo era la vida en un campamento guerrillero y aprender, en caminatas, cómo usaban los recursos de la naturaleza a su favor.