Desde 2014, varias veredas de San Jacinto (Bolívar) trabajan reforestando el bosque seco. De hecho, con su trabajo lograron conectar el Santuario Los Colorados con el Cerro de Maco y asegurar, así, la libre circulación de las especies que allí habitan.
Desde hace varios años, los campesinos de San Jacinto de Bolívar vienen adelantando proyectos de conservación y reforestación del bosque seco que rodea el municipio. Son más de diez veredas involucradas y buscan “reparar esas zonas en las que inconscientemente hicieron un daño ecológico”.
Así lo explica Pedro Manuel Vásquez, un campesino de 65 años que vive en la Vereda Brasilar, ubicada en Cerro de Maco, el punto más alto del departamento de Bolívar. Manuel menciona que la conservación en este cerro es crucial para garantizar el correcto funcionamiento de varios arroyos que nutren la red fluvial de otros municipios como San Juan Nepomuceno y María La Baja.
Pedro recuerda que varias entidades ya habían llegado previamente a atender la emergencia en los arroyos a través de la siembra de árboles. Sin embargo, fueron los campesinos quienes decidieron continuar con los procesos y plantar árboles maderables y frutales. Estos últimos, si bien no representan una oportunidad de negocio, son cruciales para la alimentación de los animales de la zona.
Además de las actividades alrededor de los ojos de agua, otra de las acciones más destacables fue su contribución para conectar el Santuario Los Colorados (San Juan) con el Cerro de Maco:
“Los animales no se estaban comunicando entre esos dos puntos. A partir del 2014, en la Vereda Brasilar empezamos a trabajar en el corredor biológico que une el Santuario Los Colorados con el Cerro de Maco. Ya los mamíferos y las aves se trasladan de un lugar a otro”, explica Pedro.
Esta intervención al corredor biológico es fundamental para disminuir la separación de los hábitats y fomentar opciones de reproducción de las especies entre grupos distintos. De esa forma se evitan la endogamia y, por ende, las mezclas genéticas entre iguales, que termina debilitando a las especies.
El Santuario Los Colorados es considerado Área de Importancia para la Conservación de las Aves (AICA), ya que tiene reportadas más de 280 especies de aves. También es reconocido en la región por tener al mono aullador colorado dentro de su ecosistema.
La Vereda Brasilar, conformada por 60 campesinos, también cuenta con varios proyectos productivos consolidados a través de la Asociación de Productores Agropecuarios de la Vereda Brasilar. A través de ella le apuestan a sistemas silvopastoriles y a la agroforestería.
“Con los sistemas silvopastoriles hemos notado un aumento en la producción de leche. Las vacas producen con menos estrés. Es un beneficio para los dueños y para los animales”, comenta.
Las familias sanjacinteras han aprendido a desarrollar sus actividades económicas en función del cuidado de la naturaleza. Celebran que su trabajo de conservación ha beneficiado directamente a la población (al garantizares el recurso hídrico) y también a la fauna y flora del bosque seco que abraza el departamento de Bolívar.