Con 'Quien lo siembra es quien lo vende', la Agencia de Comercialización e Innovación de la Gobernación de Cundinamarca busca aumentar las ganancias de los productores entre 30 y 70 %.
Frutas, verduras, hortalizas y tubérculos pero también marañón, miel, cafés especiales, limones, plátanos y bananos. Esos son solo algunos de los productos que cultivan los 24 productores de Cundinamarca que hacen parte de la Red de Gestores y Emprendedores del Mercado Artesanal Saludable (Red Gemas). Eso sin mencionar aquellos que transforman los productos que siembran y comercializan en, por decir algunos, panes artesanales, pulpas de frutas y ajíes.
A pesar de las notables diferencias que hay entre unos y otros, los 24 se unieron ante una necesidad «de comercializarse directamente al público, porque muchas veces los intermediarios no nos pagaban lo justo», explica Diana María Duque, representante legal de la Red Gemas.
Pero ellos no son los únicos en Cundinamarca con esa preocupación. En julio de 2021, la gobernación del departamento creó la Agencia de Comercialización e Innovación, una entidad que tiene como foco dedicarse al comercio de productos agrícolas, innovando la manera en la que se hace.
Una de las formas que ha encontrado para hacerlo es a través de la estrategia ‘Quien lo siembra es quien lo vende’ que, justamente, busca disminuir tanto como sea posible la intermediación para mejorar la calidad de vida de pequeños y medianos productores.
Sembrar y producir bien para vender mejor
Juan Beltrán, gerente comercial de Agropujanza del Guavio, una asociación constituida en enero de 2020 y reúne a 47 familias de la provincia del mismo nombre, explica que la decisión de unirse surgió porque, aunque llevan hasta 20 años cultivando tomates, ocurría que muchas veces se perdía la cosecha.
“Nos dimos cuenta de que tenemos un excelente producto y creemos que se puede sembrar bien para producir bien y vender aún mejor”, explica. Así, por ejemplo, diseñaron una estrategia que garantiza un mejor producto: sembrar por ciclos. “Aquí todo el mundo sembraba cuando quería”, recuerda, “pero decidimos hacerlo por ciclos para que tuviéramos producción semanal durante todo el año y entrar a almacenes de cadena. En mi caso, yo soy de los últimos en el ciclo y duré casi año y medio sin sembrar”.
Es en este punto que entra la Agencia de Comercialización e Innovación. Primero porque ayudan con el tema logístico pero también porque “con ‘Quien lo siembra es quien lo vende’, tenemos el lujo de decir que nos pagan factura vencida cada cuatro días cuando, con empresas que son intermediarias, los pagos son cada 40 o 60 días. Le dan prioridad al campesino”, dice Beltrán sobre la estrategia. “Saben que el producto no entra por intermediarios, sino con el campesino”, agrega.
En cuanto a los intermediarios, Eduard Javier Serrano, subgerente de Innovación y Transformación Productiva de la Agencia, explica que, aunque no se pueden llevar a 0, sí se pueden disminuir a partir de una estrategia productiva. Y esa disminución lleva a que los productores aumenten sus ingresos. Pone como ejemplo la producción de banano criollo en San Juan de Rioseco. Antes el kilo se compraba a $800, pero con la intervención de la Gobernación pasó a comprarse a $1.200.
“Hemos avanzado en otras líneas como, por ejemplo, en papa, panela, fríjol, limón tahití, tomate chonto”, dice el subgerente y pone como ejemplo a Agropujanza Guavio: “Los fortalecimos productiva y asociativamente y ahora le venden de forma directa a almacenes como Olímpica. Nosotros los apoyamos en aspectos técnicos y con logística, especialmente con transporte para que puedan vender. Lo que pretendemos es que el pequeño productor pueda vender sus cultivos a mejores precios”.
Línea directa entre el campo y la ciudad
El beneficio, coinciden varios de los productores de Cundinamarca, es que no se trata solo de mejorar sus condiciones económicas. También es que se garantiza una mayor calidad del producto cuando llegue a manos del consumidor final.
Con la iniciativa Quien lo siembra es quien lo vende, señala Diana de Red Gemas, hay una preocupación porque «es necesario que haya un contacto del consumidor con nosotros, a quienes les hacemos una propuesta directa con mejor calidad y precio. El consumidor ve la cara, conoce de primera forma a quien transforma el producto, a quien lo siembra. Todo el tiempo hablan con nosotros. Nos convertimos en la línea directa entre el campo y la ciudad”.
Esa disminución de los intermediarios, dice por su parte Jaime García, representante legal de la Federación Agropecuaria de Cundinamarca (Fedecundi), ha permitido que a los productores se les pague mejor, “porque ya no tienen que pasar por centrales de abastos. Además, se les ayuda con el tema del transporte, sobre todo, para la distribución desde el centro de acopio hasta el sitio de compra”.
Y evitar la intermediación, agrega Jaime, también permite que se puedan reinvertir los excedentes en temas como fertilizantes, asistencia técnica y mecanización de los procesos productivos. Adicionalmente, resalta que la intervención de la Agencia “garantiza la compra y con esa dinámica estamos iniciando un proceso de compensar el trabajo del campo”.
Eduard Javier Serrano explica que desde la Agencia la principal motivación, del trabajo de la entidad con Quien lo siembra es quien lo vende, es conseguir que los campesinos ganen lo que deberían ganar por su actividad y evitar que trabajen a pérdida. «Nuestro interés que todos los productores del departamento, con la intervención pública, logren obtener un precio justo”. Y con la estrategia Quien lo siembra es quien lo vende es que los productores puedan generar entre un 30 y un 70 % adicional en la ganancia.
Otro punto lo resalta Luz Marina Basto, quien es productora de cafés especiales y panela en el municipio de Sasaima, además de ser la representante legal de la Asociación Agroecológica de Mujeres Emprendedoras (Asoemae). “La Agencia ha sido el gran apoyo para ser visibles, con ella, hemos llegado a varios canales importantes”, como la Tienda Kuna Mya y eventos como Agroexpo o Expo Malocas.
Lo que quiere la Agencia de Comercialización, al final, es “mejorar la calidad de vida de los campesinos y garantizar que la actividad que realizan genere unas utilidades y, por ende, no haya esa deserción que se está dando en el campo cundinamarqués, donde los jóvenes no quieren realizar ninguna actividad agropecuaria. La idea es que obtengan mayores recursos y, con eso, poderlos atender y que haya una seguridad alimentaria en el departamento y en el país”, concluye Serrano.