La iniciativa, creada por una madre buscando fortalecer la identidad de sus hijas, ha publicado poemarios y colecciones con historias representativas de comunidades afro e indígenas de Colombia. Su labor ha llegado al plan lector de 40 colegios del país.
En esperanto —el idioma creado para convertirse en la lengua universal de la humanidad— Tagigo significa ‘nuevo amanecer’ o ‘nueva luz’. En Colombia, es el nombre de una editorial independiente que resignifica ese experimento homogeneizador para poner los reflectores sobre la diversidad cultural y racial del país; es, también, el fruto de 12 años de trabajo de Luz Stella Malpica, una madre que buscaba la manera de crear literatura para empoderar a sus dos hijas.
Luz Stella tiene una familia multirracial: es bogotana y se identifica como una mujer mestiza; su esposo, Julio César Angulo, es un hombre afro oriundo de Iscuandé, Nariño. “Hace 33 años, cuando me hacían chistes racistas, solo sentía un poco de incomodidad, porque además de tener una formación estaba y sigo profundamente enamorada. Me decía ‘la gente es así’. Pero cuando el racismo golpeó de manera frontal a mis hijas decidí que era suficiente, porque estaban empezando la vida y necesitaban herramientas para enfrentar este mundo que discrimina”, recuerda.
Como maestra de español y literatura, lo primero que hizo fue buscar libros con los que Angie Teresa y Maria Fernanda —27 y 25 años respectivamente en la actualidad— se sintieran identificadas. Historias que fortalecieran su autoestima y su identidad afro, pero que no pudo encontrar en la Bogotá desconectada de hace 20 años. “Entonces decidí escribirles sus propios cuentos”.
Un proceso de prueba y error
El proceso de Luz Stella comenzó de manera sencilla: primero adaptó los cuentos de las princesas de Disney a la realidad de sus hijas. Cuando eso dejó de ser suficiente, comenzó a escribir cuentos inéditos, inspirada en las situaciones que vivían las niñas a diario.
“En el proceso cometí muchos errores, porque soy hija de la educación eurocéntrica”, reconoce la escritora, agregando que, con la intención de escribir obras pertinentes le presentó su primer cuento al maestro Juan de Dios Mosquera, presidente, entre otras cosas, del Movimiento Nacional por los Derechos de las Comunidades Afrocolombianas, Cimarrón. “Cuando lo leyó me dijo que lo único positivo que tenía era la buena intención de mejorar la formación de mis hijas”, añade.
Sumado a esa retroalimentación, Mosquera invitó a Luz Stella a leer literatura africana, a explorar los orígenes de sus hijas y su esposo, para hacer obras más contextualizadas y acordes a la cultura afro. Como complemento, la escritora tomó cada oportunidad que se le presentó para asistir a encuentros organizados por el Ministerio de Educación, para encontrarse y dialogar con comunidades de todo el país.
Según explica, “así comencé a escribir cuentos que hablan sobre las identidades y prácticas de las diferentes comunidades afro que viven en Colombia. El maestro Mosquera tuvo la bondad de venir a mi casa y sentarse días completos a revisar y avalar esas historias que buscan generar en el imaginario otras formas de visión y que por consecuencia son antirracistas”.
Ir más allá
El resultado de esos esfuerzos es una serie de 13 libros como Los Colores del Carnaval, en la que dos hermanos —Akin y Salomé— viajan en bote conociendo el mar, diferentes comunidades y parte de su identidad afrocolombiana; Paradise, que relata la llegada de los personajes a la región insular para aprender sobre costumbres, mitos, leyendas, juegos y la lengua creole; Las historias de Mamakeba, dedicada a distintas mujeres que llevaron el nombre de Iyammi Makeba y que enfrentaron la esclavitud y la discriminación con impetú de libertad o Dula Town, sobre familias multirraciales.
Por recomendación de Mosquera, Luz Stella decidió llevar esos cuentos a donde otros niños y niñas afro pudieran leerlos. Para ello, presentó en 2018 una propuesta para publicarlos en la Casa Nacional del Profesor, Canapro. “Cuando decidieron apoyarme y fui a la librería de la editorial que quería publicarlos, vi que los cuentos de cultura afro, indígena o rom estaban arrumados en una esquina, decidí que lo mejor era crear una editorial propia, porque este ejercicio requiere, incluso, de formación para los vendedores”.
Canapro también apoyó ese cambio, dándole vida a Tagigo, no sin antes participar en un trabajo interdisciplinar en el que a cada cuento le construyeron una cartilla de trabajo que funciona como una herramienta pedagógica a la que cualquier profesor puede acceder en formato PDF. De esta forma han llevado las historias y su enfoque étnico a por lo menos 40 colegios del país.
Una editorial con identidad
Además de los cuentos de Luz Stella, la editorial ha publicado obras de otros autores de origen afro e indígena desde 2019. La primera de ellas es Mi Lengua Vive, un poemario que recoge piezas en lenguas palenquero, creole raizal, wayuunaiki y uitoto, al que le siguieron otras series hechas de manera colectiva como la Colección Colibrí.
“Colibrí es de los logros más hermosos que hemos tenido por lo que significa la construcción. Fue una convocatoria a nivel nacional hecha con financiación de Canapro y aval de CoCrea, con la que buscábamos historias narradas por autores de comunidades indígenas y afro. Nos llegaron personas que tenían toda su obra en forma oral, por lo que pasamos a organizar talleres de escritura creativa para que construyeran su voz y estilo escrito”, recuerda la creadora de Tagigo.
El resultado fueron tres libros elaborados por 15 autores originarios y avalados por 14 comunidades colombianas y una mexicana: Relatos de Río, dedicado a las prácticas culturales alrededor del agua como fuente de vida; Perteneceres, que narra saberes y filosofías atravesadas por los territorios de los que provienen; y Tierra En-tonada, que se enfoca en la musicalidad de la palabra, los cantos para quienes nacen y quienes fallecen, las rondas infantiles y las cantaoras.
Se trata de una colección ilustrada e impresa por la imprenta Pensar Verde en hojas y tintas ecológicas, pues “no queríamos hablar desde la filosofía nativa y social africana que indica que la naturaleza es sagrada y hay que cuidarla, sin hacer precisamente eso”; y que, en el caso de Relatos de Río y Tierra En-Tonada tiene el sello “Altamente recomendado para leer y compartir” de Fundalectura.
Hoy, Tagigo cuenta con un equipo de cuatro personas incluyendo a María Fernanda, una de las hijas de Luz Stella. “Cuando se graduó de ingeniera multimedia, en 2023, me preguntó cómo vestirse y peinarse para la ceremonia. Le dije que como se sintiera bien. Ese día se mandó a hacer trenzas africanas para su grado profesional. Tengo la alegría de decir que nos quedó bien hecha la tarea”, concluye.