Una comunidad dedicada a la agricultura en Los Montes de María se asoció para potenciar la producción de ñame diamante, producto insignia de la región que hoy llega al exterior.
María Alejandra Vecinos tiene 33 años y vive en Macayepo, corregimiento del Carmen de Bolívar. Hace parte de la Asociación de Productores de Ñame Diamante (ASOPROCOÑAM), dedicada al cultivo y comercialización del ñame, uno de los productos insignia de la región Caribe.
Según cifras del Ministerio de Agricultura, los departamentos de Bolívar, Córdoba y Sucre son los que más cultivo de este tubérculo registran. Bolívar, por ejemplo, participó con el 36% de las ventas durante 2020.
María Alejandra comenta que, además de la participación en la economía local, el ñame también es uno de los productos insignias de la gastronomía caribeña, pues está presente en platos como el mote de queso y el dulce de ñame. De hecho, de esta región es de donde sale buena parte del ñame que se consume en el resto del país.
Esto, para ella, representa una oportunidad para asociar el nombre de la región con otra narrativa diferente al conflicto armado.
María labora en las tierras del campo colombiano desde hace siete años. Siembra ñame y maíz tradicional. Es una de las mujeres que lideró el proceso para consolidar la asociación que hoy reúne a más de 100 campesinos alrededor de la producción de este tubérculo, y de su envío a países como Estados Unidos, Costa Rica y Canadá.
María recuerda que cuando comenzó con “el arte de la agricultura”, como lo llama, ni ella ni su esposo tenían conocimiento sobre cómo labrar la tierra o utilizar un machete.
Tiempo después, al hacerse amigos del campo, recuerda la satisfacción que sintió cuando recolectaban alimentos en grandes cantidades, pues esa misma tierra fue testigo de la violencia que se vivió Montes de María, donde los desplazamientos debilitaron la producción agrícola y la estabilidad del campesinado durante décadas.
“Nuestra idea era lograr que todos los cultivadores de ñame estuviésemos arropados con un mismo nombre y objetivo”, comenta María, quien ayudó a convocar el personal. En un inicio, había cuatro zonas donde se cultivaba el ñame: Macayepo, Caracolí, Guamanga y San Isidro. Querían lograr que todos se asociaran; que se trazaran objetivos comunes para ayudar a que el producto entrara a competir en la cadena de valor nacional e internacional.
Con ayuda de lo Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial -PDET-, los campesinos lograron arrancar el proyecto con 6.600 semillas para cada uno, que debían ser sembradas en 1 hectárea. Según sus cálculos, los campesinos pueden sacar alrededor de 12 toneladas de ñame con 10 mil semillas.
Para María Vecinos, este proyecto ha sido una oportunidad para que las mujeres del territorio encuentren espacios donde ejercer su liderazgo dentro de programas productivos. «El proyecto dio la oportunidad de tener el mando, de asumir un rol diferente. Que una mujer sea la líder de una microempresa agropecuaria donde ella misma pueda sembrar y comercializar es un paso importante para la región«, explica.