Desde Colombia Visible hablamos con el departamento de Geociencias de la Universidad de Los Andes y nos recomendaron estos cinco destinos de importancia geológica y paleontológica en el país.
Leslie Francis Noe es un paleontólogo británico, profesor del departamento de Geociencias de la Universidad de Los Andes. Estudió biología, geología y geografía física, “solo para hacerme la vida más difícil”, cuenta, en la Universidad de Derby en el Reino Unido. Allí, algunos años después, hizo su doctorado, en el que investigó reptiles marinos mesozoicos jurásicos y cuando terminó, trabajó un tiempo en el museo de la Universidad de Cambridge.
Mientras estaba allí, a su supervisor de doctorado lo contactó una estudiante colombiana que estaba estudiando, también, reptiles mesozoicos. Leslie la invitó a una conferencia en Cambridge y a conversar acerca del tema. “Eventualmente” cuenta “ella obtuvo su doctorado, financiado por la Fundación Gates, fue la primera colombiana en conseguir una de esas prestigiosas becas y, un tiempo después, nos casamos”.
Hace once años vive en Colombia junto a su esposa, Marcela Gómez, que trabaja en el Servicio Geológico Colombiano, y desde entonces ha estado enseñando en Los Andes.
Desde Colombia Visible hablamos con él y nos contó acerca de estos cinco tesoros geológicos, entre varios otros, que hay en el país.
El Alto Ricaurte - Boyacá
Es una zona, cuenta, que data de hace alrededor de 100 millones de años, del periodo del Cretácico Inferior. “Es relativamente antiguo”, dice. Su importancia geológica y paleontológica, explica Leslie, radica en que es una zona con una enorme cantidad de fósiles, así como un altísimo grado de preservación de los mismos.
“En el Cretácico Inferior” dice “no existían los Andes. Esa área estaba cubierta por un mar epicontinental de profunidad relativamente baja, alrededor de 100 metros, donde habitaban muchísimos organismos, particularmente reptiles marinos, que eran animales enormes: animales de 10 metros de largo con cabezas de 2.7 metros, cosas así que podrían comernos a ti y a mí, sin problema”.
Fue allí, agrega, que se descubrió el reptil conocido como ‘Monquirasaurus Boyacensis’ y cuyos restos son un gran atractivo turístico para quienes visitan Villa de Leyva.
“La cantidad y la calidad de fósiles que se encuentran en esa zona lo convierten en el mejor lugar para investigar el Cretácico Inferior en Colombia, así como en uno de los mejores en el mundo, pues de ese periodo no hay muchas zonas en el planeta con ese tipo de fósiles y ese grado de conservación. Es una zona de preservación de fósiles excepcional”.
Volcanes de la cordillera central
“Hablo del Nevado del Ruiz, el del Tolima, del Huila y demás”. Son importantes, explica, por varias cosas. Por un lado, porque su existencia tiene impactos directos sobre las personas y las comunidades que a su alrededor se han asentado: “los volcanes hacen erupción y crean suelos extremadamente fértiles, por eso se han creado asentamientos humanos a su alrededor. También son importantes en términos histórico-culturales en la medida en que varios pueblos indígenas los consideraban, y todavía hoy, como sagrados”.
Sin embargo, en su opinión, son más importantes por su relevancia geológica, pues son evidencia del hecho de que la tierra está hecha de una serie de placas de roca que se encuentran, chocan, interactúan.
“Tenemos el continente sudamericano y la placa tectónica del pacífico. Al encontrarse, esta placa se sumerge hacia el centro de la tierra y comienza a calentarse, cambiando el punto de fusión de las rocas que componen esa placa y eso comienza a generar actividad volcánica que eventualmente hace que se formen esas enormes montañas que llamamos volcanes”.
Y agrega: “Esa línea de volcanes que hay en todo el occidente de Suramérica es muy importante geológicamente para entender la manera en que funciona la tierra, cómo se dan las diversas interacciones entre las placas tectónicas, las circulaciones, las convecciones y los movimientos de calor”.
Floresta - Boyacá
Es una zona mucho más vieja que la del Alto Ricaurte. Específicamente pertenece a la era Paleozoica, hace alrededor de 400 millones de años. Esta, de nuevo, es una zona de excepcional preservación de fósiles.
“Allí, por ejemplo, hay evidencias de los primeros organismos tetrápodos, organismos marinos con cuatro extremidades que fueron los que comenzaron a salir del agua y a liderar el proceso de evolución que nos trajo hasta aquí. Era un ecosistema muy rico, lleno de una diversidad enorme de organismos: bivalvos, trilobites, braquiópodos”.
Y agrega: “en esa zona hay una preservación excepcional de esos fósiles, que son de un periodo distinto al anterior, muchísimo antes de que los dinosaurios y otros animales estuvieran corriendo por la tierra. De hecho, mucho antes de que cualquier organismo estuviera en la tierra, a excepción de plantas. Pero en los océanos, donde comenzó la vida, sí había una enorme diversidad y es esa la que allí se preserva”.
El Peñol de Guatapé – Antioquia
Geológicamente, explica Leslie, El Peñol se conoce como una ‘Inselberg’, una única montaña que se erige sobre un terreno relativamente plano. Eso sucede porque esa montaña es una roca mucho más sólida que las otras que solían rodearla y que, con el tiempo, fueron erosionadas por el clima.
“El Peñol es parte de un cuerpo mucho más grande de roca fundida, de miles de kilómetros, que se encuentra bajo la superficie. Es una especie de volcán subterráneo que produce actividad debajo de la tierra y que con el tiempo, mucho tiempo, se enfría y eso es lo que la ha ido formando. Luego la erosión de las rocas a su alrededor, menos resistentes o tal vez con fisuras por donde podía entrar agua y otras cosas, se erosionaron y eventualmente quedó esa única roca”.
Aproximadamente, agrega, se formó hace 70 u 80 millones de años, “relativamente poco antes de que los dinosaurios fueran exterminados por un asteroide del tamaño de Bogotá. Es muy interesante porque nos habla acerca de lo que pasa bajo la superficie del continente sobre el cual estamos parados”.
El desierto de la Tatacoa - Huila
“Lo primero que hay que decir es que la Tatacoa no es tanto un desierto, sino una especie de bosque muy seco. Desierto es el Sahara, donde no hay vegetación, o muy poca”.
Su importancia, dice, está también dada por la cantidad de fósiles que allí se encuentran. Esta vez, del período Mioceno, que comenzó hace alrededor 23 millones de años. Entonces, cuenta, la Tatacoa era un bosque frondoso, con mucha vegetación y muchos organismos que prosperaban.
“Este espacio es muy importante porque tenemos un gran repositorio de un montón de organismos que vivían en este ambiente tropical y que son endémicos y ‘puros’ de Suramérica, porque estamos hablando de un periodo anterior a cuando Suramérica y Norteamérica colisionaron. Y son animales muy interesantes: mamíferos, cocodrilos, tortugas, aves, incluso algunos de los primeros simios, entre otros. Allí, entonces, había lo que se podría llamar como un ecosistema puro suramericano”.
Así, entonces, el desierto de la Tatacoa es importante geológicamente porque es uno de los mejores lugares del mundo para ver cómo los organismos se desarrollaron bastante después de la extinción masiva de los dinosaurios y de cómo produjeron una enorme cantidad de especies muy interesantes.