Conozca el único museo colombiano bajo el agua

El primer museo submarino del país es un proyecto enfocado en incentivar la restauración coralina en Isla Fuerte (Bolívar) y, además, de rescatar la cultura de los primeros pobladores indígenas de la región a través del turismo de conservación y restauración.

Sumergidas en las aguas de Isla Fuerte, ubicada en Bolívar, al sur del Golfo de Morrosquillo, alrededor de 50 réplicas de esculturas de la cultura zenú adornan las profundidades marinas gracias a Muszif, un arrecife artificial creado en 2021 para albergar el primer museo de este tipo en el país. 

Es un proyecto familiar que busca, en primer lugar, conservar los arrecifes naturales de la isla con actividades sociales, además de ser una herramienta para divulgar los problemas ambientales y promover la preservación de la biodiversidad coralina con la que cuenta la isla. 

Para ello, el proyecto fusionó dos elementos claves para potenciar el impacto del museo en Bolívar: el turismo marino y la cultura zenú.  

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Hace cientos de años, los indígenas zenúes se instalaron al norte y en las vertientes de los ríos San Jorge, Sinú y en las islas del Golfo de Morrosquillo, pero la gran mayoría fueron exterminados en el proceso de colonización por parte de españoles en búsqueda de oro.  

Actualmente se encuentran pequeños asentamientos en Bolívar, pero la comunidad es recordada por haberse dividido en tres provincias durante la época prehispánica: Panzenú, en el valle de San Jorge; Finzenú, ubicada en el valle del Río Sinú y las sabanas, y Zenufana, ubicada en los valles del Bajo Cauca y Nechí. 

También se caracterizaron por su especial talento para la alfarería de cerámica y barro, este último es el mismo material que hoy es utilizado por Pedro Puentes, descendiente de indígenas zenúes, quien desarrolla las esculturas expuestas en el museo.

A través del museo submarino zenú, el proyecto busca rescatar los elementos más importantes de esta cultura indígena que durante siglos estuvo presente en esta región del Caribe. / FOTO: Museo Muszif

El proyecto es una iniciativa familiar liderada por Tatiana Orrego, diseñadora de modas, carrera que, según cuenta, potenció una sensibilidad estética y artística que la llevó a trabajar por la conservación de los corales y la recuperación de la cultura zenú.

En 2005, el censo del Instituto Administrativo Nacional de Estadística -DANE-, reportó 233.052 personas auto reconocidas como pertenecientes al pueblo zenú.

“Muchas personas no conocen realmente los servicios ecosistémicos que presenta un arrecife natural como el ubicado en Isla Fuerte. Algunos no saben que un coral es un animal, se lo imaginan como una piedra”, agrega Orrego. Según cifras recientes del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, aproximadamente el 60% de los arrecifes coralinos del país está bajo algún grado de amenaza.

Según Tatiana, más de 6.000 corales son sembrados anualmente en el museo Muszif. Esas piezas también albergan otros organismos como esponjas, hidroides y algas.

De hecho, otros proyectos en el país también trabajan para proteger estas especies, como la Blue Indigo Foundation que se unió con la comunidad por la conservación de los ecosistemas coralinos del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. 

Los corales producen entre el 50% y el 85% del oxígeno del planeta. El Museo Muszif busca, en primer lugar, prevenir el deterioro de los corales en Isla Fuerte; pero también concientizar a sus pobladores sobre la importancia de la cultura zenú y de este ecosistema para su territorio. / FOTO: Museo Muszif

Apostándole al turismo de restauración, Tatiana Orrego diseñó este museo interactivo para desviar la carga turística de los arrecifes naturales de la isla. 

Antes del diseño, Orrego realizó una investigación por Bolívar y Córdoba que le permitió descubrir el material más adecuado para la construcción de las piezas zenúes y, además, trabajó con artesanos en el municipio de Momil, guardianes del talento artesanal de los primeros pobladores de Isla Fuerte, para crear réplicas de las piezas arqueológicas que reposan en el Museo del Oro Zenú, en Cartagena.

“En la isla hay muchos mitos. Cuando llueve, por ejemplo, algunos nativos esperan que las playas se visualicen destellos de oro. Dicen que han encontrado entierros con vasijas y tinajones”, comenta Tatiana. De hecho, cada pieza del Muszif cuenta la historia de una deidad de dicha cultura. Por ejemplo, están el dios Mexión y la diosa Manexca, ambos responsables de la creación.

Para el diseño del Museo, Tatiana tuvo en cuenta varios componentes: altura, calidad del agua, temperatura y demás. Una vez encontró las condiciones adecuadas, trazó un croquis de alrededor de 50 metros cuadrados para albergar el arrecife artificial. Allí se ubica la colección de las 50 piezas.

Tatiana cuenta que se les facilitó un poco la siembra de corales porque las estructuras, una vez sumergidas, necesitan un soporte que las mantenga en pie. Esas cuerdas se aprovecharon para la jardinería de corales con Millepora Agaricia, Gorgonias y Porites porites, las que mayor crecimiento tienen. 

“Una vez la pieza está fija, retiramos las cuerdas y sembramos los corales en las bases de cada escultura”, agrega Orrego.

Alrededor de 20 niños se dan cita en las instalaciones del museo todos los viernes y sábados para participar en actividades enfocadas en la conservación de los ecosistemas marinos y en la concientización sobre la importancia de los corales. / FOTO: Museo Muszif

Actualmente el museo cuenta con el apoyo de un biólogo marino, una ilustradora científica y un fotógrafo científico, profesionales que, según Tatiana, han complementado el proyecto desde sus disciplina.

Antes de la experiencia inmersiva de 40 minutos con tanque, a los turistas se les da una charla sobre la importancia de la protección y conservación de los ecosistemas marinos con datos como, por ejemplo, que los microorganismos pertenecientes al conjunto de fitoplancton producen entre el 50% y el 85 % del oxígeno que se libera cada año a la atmósfera, según una investigación de National Geographic.

La siembra y monitoreo de corales también cuenta con el apoyo de Guardianes del Mar, un grupo de 20 niños de la zona con el que trabajan para disminuir el desconocimiento alrededor del arrecife natural y aprender cuáles especies de peces se pueden pescar y cuáles no, cómo se recolecta la basura en este ecosistema, qué tipo de corales están presentes o cómo se practica el buceo científico, entre otras actividades.

Mientras el eco del Museo Muszif toma fuerza como experiencia turística sostenible, Tatiana Orrego y su equipo continuarán trabajando en la prevención de daños hacia esta especie; saliendo en su lancha cada vez que ven a alguna persona de pie sobre un coral. 

«Isla Fuerte tiene uno de los arrecifes de coral mejor conservados de Colombia, pero no podemos esperar a que se deteriore para apreciarlo y conservarlo«, concluye Orrego.