En Medellín, se creó una biblioteca de literatura LGBTIQ+

Érika Monsalve creó la Biblioteca Diversa en 2015, con la intención de promover a autores que hablan de la vida desde su experiencia como personas LGBTIQ+.

Fue el 28 de junio de 2015. El día en el que en todo el mundo se realizaban las Marchas del Orgullo, Érika Monsalve tenía que trabajar. 

Como bibliotecaria del Parque Biblioteca La Colina, en Medellín, no podía descuidar su puesto. Sin embargo, quería, de alguna forma, participar. Más cuando, para esa época, empezó a nombrarse como mujer lesbiana. 

Y encontró en los libros y en su experiencia de bibliotecaria la respuesta. “Decidí combinar la defensa de los derechos humanos con la literatura”, dice. Ese fue el origen de la Biblioteca Diversa, una iniciativa que, cerca de siete años después, sigue apostando por visibilizar la literatura escrita por personas LGBTIQ+ de Colombia, principalmente, pero también de otros países de América Latina. 

“La literatura refleja la sociedad, pero también tiene un poder transformador. Decidí desde mi quehacer aportar a esa lucha, a la necesidad de visibilizarnos, de nombrarnos. Decidí que esa sería mi estrategia para movilizar estos tiempos”, cuenta Érika. 

Diversidad para todas las personas

Biblioteca Diversa
A Érika Monsalve se le ocurrió la idea de crear la Biblioteca Diversa en 2015, en el día de la Marcha del Orgullo de ese año, mientras trabajaba en una biblioteca en Medellín./ FOTO: Instagram (@bibliotecadiversa)

«Los autores y las autoras LGBTIQ+ reflejan sus vivencias y constituyen un puente de entendimiento para los interesados en el tema, así no sea población sexualmente diversa”, explica Érika para aclarar que este tipo de literatura es para cualquier persona. Una idea que refuerza con una anécdota. 

En 2015, cuando la Biblioteca Diversa apenas arrancaba, realizó la primera exposición en el parque biblioteca, un espacio público en el que trabajaba para el momento. La hizo con los libros que estaban disponibles allí y con charlas con personas como el historiador Walter Bustamante, autor de artículos como Los invisibles en Antioquia, 1886 – 1936: una arqueología de los discursos sobre la homosexualidad.  

A esa exposición los que más llegaron fueron adultos mayores: “Ese día nos dimos cuenta de que la diversidad está en todos lados. En la familia, en el barrio, en los colegios”. 

Porque, señala, “no hay un género que se llame novela gay o novela lésbica. La temática es el amor, pero es uno distinto al amor ‘heteronormado’”. A la final, son “temas que, desde la literatura, cuentan la representación y la sanación, que esas formas de amor son posibles y reivindicativas, cambiando los imaginarios propios de la ficción, en los que los personajes gais o lésbicos suelen ser trágicos”. 

A pesar de esos avances, hoy recuerda que el comienzo de la Biblioteca Diversa fue “tímido, con ese miedo de ser mal recibida, de que hubiera un retroceso en la lucha, de que perdiéramos derechos”. Y el contexto parecía en contra.  

Para la época, el país discutía sobre unas cartillas del Ministerio de Educación que, aunque buscaban evitar la discriminación en colegios, fueron malinterpretadas y tuvieron que ser retiradas de las instituciones. Además, la entonces senadora Viviane Morales promovía un referendo para que la adopción solo fuera posible entre parejas heterosexuales. A pesar de ese contexto, “sorprendentemente, siempre fuimos bien recibidas”, agrega.  

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Crear ondas en el agua

Biblioteca Diversa
La apuesta inicial de la Biblioteca Diversa era promover la literatura hecha en Medellín y Colombia, pero, gracias a la pandemia de covid-19, la idea se expandido al resto de América Latina. / FOTO: Instagram (@bibliotecadiversa)

“Leer y escribir sobre la diversidad es leer y escribir sobre la vida misma”, dice Érika. Y añade que, por eso, la apuesta es que la literatura que promueve la Biblioteca Diversa es la que empieza por casa, es decir, en Medellín y en Colombia. 

Aunque en la pandemia por covid-19 esa casa se amplió, gracias a la virtualidad, a países como Argentina, Chile, México y Perú. Se trata de ser, asegura, “la piedrita en el agua que crea ondas”. 

Pero también es un asunto que va ligado a quien es Érika como persona. Fue criada en una casa tradicional, en el que los valores dictados por una religión eran el eje de todo, que no aceptaban cuestionamientos. Unos valores que se fundamentaban, según ella, “en la culpa y la concepción del pecado, que les ha quitado la vida a muchas personas, llevándolos al suicidio o a una vida que no pueden vivir plenamente”. 

Agrega que “la literatura me salvó la vida”, porque “cambié los grupos juveniles de parroquia por los grupos de biblioteca”. Y porque, al llegar a la universidad, “encontré mi primera novia y me di cuenta de que el amor es amor, que tenía derecho a amar y ser amada. Yo he sido lectora desde siempre, y la literatura me permitió abrir la mirada y sanar”. 

Por eso, la apuesta de la Biblioteca Diversa ahora es la promoción de autores y autoras locales, “el interés es la difusión de literatura, su venta, la investigación”. Y para eso usan estrategias como el drag king, un arte performativa en el que mujeres caracterizan rasgos tradicionalmente masculinos. Hace junto a su esposa lo que llaman “drags literarios. Sacamos el arte drag de la rumba a las bibliotecas y otros espacios culturales”. 

En 2021, además, la Biblioteca Diversa ganó la convocatoria de estímulos arcoíris (de la Alcaldía de Medellín), que permitió la creación de Literatura lésbica latinoamericana, una de las dos publicaciones virtuales que han hecho. La otra es con la Casa Museo de la Memoria de la capital antioqueña. Y para 2022 tienen presupuestado la publicación de un libro: tres historias de literatura infantil enfocadas en temas LGBTIQ+. 

La Biblioteca Diversa no tiene una sede fija, aunque la Casa Centro Cultural (en el centro de Medellín) se ha convertido en un espacio aliado para las exposiciones de la biblioteca. La meta, dice Érika, es “seguir conociendo, ampliando el mapa. Investigar, conectar a las personas con libros y publicaciones».