Gunarey Maku comparte las vivencias de la cultura arhuaca a través de su cuenta de Tik Tok, donde ya acumula varios millones de reproducciones con vídeos que explican su cotidianidad en la Sierra Nevada.
A los 6 años, Gunarey Maku descendió de la Sierra Nevada con la intención de aprender castellano sin imaginar que, tiempo después, a través de esa lengua transmitiría todo el conocimiento aprendido de sus mayores en vídeos cortos de Tik Tok.
Gunarey pertenece al pueblo arhuaco, pero en la gran montaña comparte territorio con indígenas kogui, kamkuamos y wiwas. Dice que sus dos grandes pasiones son la pintura y el cuidado de la naturaleza. También reconoce que su contenido es novedoso pues, lo que ocurre en La Sierra y las creencias que se han cultivado en su interior son tan amplias que, normalmente, se comunican en productos audiovisuales más extensos, tipo documentales. Sin embargo, él se aventuró a hacerlo en formatos cortos para redes sociales.
Gunarey ya suma 671 mil seguidores y 7.8 millones de ‘me gusta’ en Tik Tok (@indigenac4mp0).
Mientras en algunos contenidos muestra su cotidianidad en La Sierra, en otros explica las creencias de su pueblo. Por ejemplo, su cosmovisión, en la que el centro de todo es Seránkua, el padre de la naturaleza
Según el mito, Seránkua fue creado por su padre Zé, quien luego le ordenó que creara la tierra. Éste, al hacerlo, notó que la tierra necesitaba seres que cuidasen de ella, por lo que creó a los seres humanos, pero por orden: primero los Hermanos Mayores, luego los Hermanos Menores. También creó jefes, cada uno designado al cuidado de una parte de la naturaleza en específico: Wondochi, jefe del aire; Yimacu, jefe del aga; Kalache, jefe de los árboles; y Mamatángo, dueño del fuego.
Según Gunarey, este mito originario representa la principal función de los seres humanos en la tierra: ser protectores de la naturaleza. “Antes de cualquier acción o manifestación primero está el pensamiento. Si nuestro pensamiento no interpreta nada en el mundo, nada existe. Por eso Seránkua es pensamiento; luego se materializó todo”, comenta Gunarey quien, además, explica que, para su comunidad, el espíritu de Seránkua quedó regado por toda la naturaleza. Ahora, para ellos, todo es espíritu.
Gunarey explica que los indígenas tienen dinámicas de relación distinta con la naturaleza. Por ejemplo, aunque en la ciudad incentivemos su cuidado apagando las bombillas o desconectando los cargadores, ellos lo hacen dejando todo en su estado natural. Y también ofreciendo pagamentos, es decir, dando las gracias.
“Yo no voy a pagarle el agua que consumo durante el mes a alguien que se cree dueño del agua. Yo hago pagamentos a la naturaleza, que es la verdadera productora, brindándole mi buena energía y mis buenos pensamientos. Es una paga espiritual, y eso es lo que trato de transmitir en tiktok”, explica Gunarey, y su larga cabellera se agita mientras habla.
Una de sus estrategias para difundir contenidos en redes es yuxtaponer situaciones de la vida cotidiana que pasan en la ciudad pero no en la selva y viceversa.
Recuerda que todo comenzó un día que invitó a una mujer a La Sierra, y ella, que quería seguir en contacto con él, le regaló su celular.
En ese entonces, Gunarey confiesa, entre risas, que no sabía qué hacer con el dispositivo porque no tenía a quien llamar. Sin embargo, cuando bajaba a la ciudad se daba cuenta que muchas personas estaban ‘pegadas’ todo el día en las pantallas. Él no quería verse así, por eso decidió hacer solo contenido educativo, que transmitiera un mensaje sobre su cultura desde la voz de los propios pueblos.
En el primer vídeo que posteó, Gunarey elaboraba una muralla de piedra, tipo mampostería. Un amigo suyo le aconsejó que lo grabara, pues a muchas personas externas les gustaría conocer cómo fue que los indígenas dejaron esos asentamientos. “Grabé ese vídeo, luego volví a subir a la selva. Me quedé un mes y, cuando bajé, mi vídeo tenía varios millones de reproducciones”, comenta Gunarey.
Volvió a grabar otro vídeo, y también alcanzó millones de reproducciones. Fue ahí cuando comenzó el ‘boom’ de su cuenta, aunque su idea nunca fue volverse famoso, sino que las personas vieran un tipo de contenido diferente a los bailes y bromas que abundan en dicha red social.
Gunarey, padre de dos hijos, camina libremente por las selvas de La Sierra, y mientras lo hace, graba lo que ve y lo que prueba. En uno de sus vídeos, por ejemplo, enseña la urungwu, una fruta comestible tipo guayaba, pero más pequeña, que crece a la orilla de los ríos. En otro vídeo, sin embargo, se avienta a probar un ‘fruto prohibido’ dentro de La Sierra. Aunque su sabor es ácido, a Gunarey se le ocurre probarla en una hoja de papel. Ahí, sorprendido, descubre que su pulpa puede utilizarse como tinta.
Todas esas pequeñas acciones que cuelga parecen remembranzas, con miles de años de diferencia, de lo que vivieron los primeros pobladores. Ahora podemos verlas en tiempo real, a un solo clic y haciendo scroll.
En cuanto a la proyección de los contenidos en la cuenta, Gunarey menciona que le gustaría lograr que los Mamos participen en sus vídeos, pues son ellos los que durante mucho tiempo han llevado el mensaje y recorrido el territorio.
Según Gunarey, los Mamos nacen con ciertas características que los convierten en estos grandes sabedores, como la fuerza espiritual. Él reconoce, entre risas, que su misión no es ser Mamo, pero sí ayudar a difundir un mensaje que ha logrado resistir en su comunidad durante siglos: ser uno con la naturaleza.