Tres expertas en tendencias hablan de moda sostenible y sugieren algunas estrategias de producción y consumo responsable de algunos emprendimientos del país.
El mundo pasó de enfocarse en las tres R (reducir, reciclar y reutilizar) a hablar de una triple emergencia planetaria: el clima se calienta muy rápido para que los humanos y animales se adapten, la pérdida de ecosistemas hace que un millón de especies estén en peligro de extinción; y la contaminación envenena el aire, la tierra y el agua.
“Debemos pasar de dañar el planeta a curarlo”, dice el llamado de Naciones Unidas del Día del Medio Ambiente 2022, pues la Tierra, tanto la afectada como la que queda por reparar, es una sola. Es por eso que a nivel mundial, más del 59 % de las empresas trabajan en promover la producción y el consumo responsable.
Al menos el 7 % de los colombianos se preocupan por no comprar plástico, por consumir menos proteína animal y reutilizar. Así lo afirmó Inexmoda en el último estudio de consumidor que realizó con la firma Tendencial, antes de la pandemia del covid-19. Pero este porcentaje ha aumentado en los últimos dos años pues, de acuerdo con Laura Osorio Damelines, especialista en Investigación del Consumidor de este instituto, ahora las personas buscan dejar un impacto positivo en el ambiente e investigan a profundidad las marcas.
De acuerdo con Inexmoda, es difícil saber cuántas empresas le apuestan a la sostenibilidad en Colombia, y en esto coincide Diana ‘Lunareja‘, consultora en mercadeo y tendencias, pues existen marcas que apenas comienzan a remediar prácticas con las que empezaron sus negocios.
Entonces cambian sus materiales, disminuyen la contaminación en sus procesos, ahorran todo tipo de recursos e incorporan estrategias de mitigación de la afectación ambiental o en las comunidades de las que se abastecen. “Pero hay otras marcas que desde que nacen tienen conciencia de los problemas que genera la moda”, afirma Diana.
Por otro lado, aunque los hábitos sostenibles empiecen por el aspecto ambiental de las empresas, Laura habla de otras dos dimensiones que deben tener en cuenta las marcas para su camino como negocios sostenibles: el aspecto social y el económico.
Estos apuntan a que, además de ser responsables con el medioambiente, haya una conversación con las comunidades implicadas alrededor de los insumos o la producción, y que las ganancias sean retribuidas de manera equitativa a proveedores, colaboradores y sociedad.
Para Vanessa Rosales, escritora y crítica cultural con perspectiva feminista, aunque “la sostenibilidad denota una relación con el ambiente, entender la moda como una industria saqueadora, que genera desperdicios y produce en circunstancias de explotación, tiene una connotación política”.
En Colombia Visible les pedimos a Diana ‘Lunareja’, Laura Osorio y Vanessa Rosales que nos recomendaran algunas marcas que consideran sostenibles desde la variedad de dimensiones que encierran el concepto.
Generación de conciencia e información
Laura Osorio Damelines, especialista en Investigación de Consumidor de Inexmoda, recomienda dos emprendimientos destacados por utilizar materiales sostenibles en sus productos, ser transparentes en cuanto a su cadena de suministros y generadores de sistemas de economía circular, promoviendo los segundos usos de un producto o nuevas funcionalidades.
Religare, marca paisa de slow fashion que usa tintes naturales para sus telas (como pepas de aguacate, mora, remolacha, café), fibras vegetales y algodones orgánicos.
Aysha Bilgrami, diseñadora de joyas bogotana que reúne materiales sostenibles y trabaja con los desperdicios de las placas de radiografías, recolectando metales como plata reciclada.
"Habitar" las prendas
Diana ‘Lunareja’, consultora en mercadeo y tendencias, recomienda dos marcas que tienen “una mirada poética y respetuosa del objeto, que buscan que nos sintamos conectados a él para preservarlo mejor”.
En Bogotá, Lish Clothing crea prendas multifuncionales que permiten diferentes tipos de uso, disminuyendo así la necesidad de comprar más ropa. Lleva a cabo procesos de upcycling, es decir, toma prendas ya hechas, las fragmenta y las convierte en otra cosa. Además, divulga la sostenibilidad desde sus canales, como consejos para lavar y cuidar la ropa con la intención de que dure más.
Kukupu es una plataforma consciente que incentiva la moda sostenible, las ventas de segunda mano y el consumo responsable, donde se reúnen varias marcas nacionales. Reutilizan prendas descartadas, reparan para extender su vida útil y hacen mercados para promover la circulación de las prendas y evitar que sean desechadas.
La moda como vehículo de innovación o justicia social
Vanessa Rosales, escritora y especialista en historia y teoría de la estética y la moda, destaca marcas con conciencia política, situadas en la atmósfera actual con la manera como hacen la ropa, una donde se puede saber qué manos la tejieron (aquellas que, por ejemplo, soltaron fusiles), el trabajo digno que generaron o su respuesta contraria “a la voracidad cíclica de las temporalidades de la moda”.
Manifiesta, que le apuesta literal y simbólicamente a la idea política de la paz en Colombia. Y Temple, cuya postura de representación es vestir un espectro más amplio de cuerpos.