Emprendimientos conjuntos de víctimas y victimarios, escenarios para la preservación de la memoria, colectivos artísticos y deportivos que le han frente a la violencia. Estas son algunas de las iniciativas que le apuestan a la paz y la reconciliación en las regiones del país.
Para despedir el 2022, desde Colombia Visible compilamos algunas iniciativas y acciones, así como personajes destacados, que le están apostando a la construcción de un país más interconectado, más equitativo y más justo.
Se trata de proyectos comunitarios que le apuestan a la reconciliación, agrupaciones campesinas que buscan dinamizar las economías rurales, colectivos de jóvenes que se la juegan por la conservación desde lo local, científicos que trabajan con comunidades para crear un conocimiento más práctico y aterrizado; y deportistas que dejaron en alto el nombre de Colombia en las competencias más importantes del mundo, solo por mencionar algunos ejemplos.
A lo largo de estos últimos días del año, en Colombia Visible estaremos publicando una serie de listados que agrupan esas iniciativas que, a su vez, se destacan como noticias positivas que llegan desde todas las regiones del país.
No pretendemos, sin embargo, darles un puntaje o calificarlas como más o menos valiosas. Simplemente reunirlas, visibilizarlas y exaltarlas, y con ello insistir en la importancia de actuar de manera local para tener impacto global
En los Montes de María, el fútbol le hace goles a la violencia
En El Carmen de Bolívar, la tierra del maestro Lucho Bermúdez y el corazón de los Montes de María, Edilberto Narváez creó el proyecto Jóvenes Campeones por la Vida.
La iniciativa fue producto de una estrecha relación de Edilberto con los jóvenes del barrio Juan Federico Hollman, cuyas necesidades así como su gusto por el fútbol, conocía bien. De allí, y sabiendo la urgencia con que debía crearse un espacio alternativo para los jóvenes que se encontraban en una profunda situación de vulnerabilidad frente al consumo de drogas y el pandillismo, surgió el programa.
Hoy, por este han pasado alrededor de 4.300 jóvenes, que compiten en un torneo de fútbol con el equipo de cada barrio y realizan muestras artísticas para rescatar las tradiciones de los Montes de María. En ese sentido, el programa no solo ha servido para quitarle jóvenes a la violencia, pues se han desmontado pandillas enteras, sino que también ha sido fundamental para la apropiación cultural por parte los jóvenes.
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El ‘recogemuertos’ de Bojayá que le canta al río Atrato y a la paz
A Domingo Chalá la comunidad de Bojayá, donde nació, lo bautizó con el apodo de ‘recogemuertos’. Lo hizo, dice él, porque siempre le ha gustado colaborarle a quienes ya no están.
Cuando por el río Atrato llegaban cuerpos flotando, Domingo los recogía y los entregaba a las autoridades para darles sepultura y fue él quien recogió a los muertos de la masacre de Bojayá, ocurrida el 2 de mayo de 2002, luego de que un cilindro bomba de las Farc cayera y explotara en la iglesia del pueblo, en medio de un enfrentamiento con paramilitares.
Mientras lo hacía, Domingo iba componiendo canciones acerca de lo que había pasado, para con ello evitar que cayera en el olvido. Esas y otras de las composiciones que ha hecho durante sus 76 años, las compiló en ‘Vallenatos del Medio Atrato’, su primer disco.
El disco fue lanzando el pasado 16 de noviembre en Medellín, y está disponible en físico, así como en Spotify, Deezer y Apple Music.
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En Quibdó, Chocó, una agrupación busca que los jóvenes encuentren en el arte una herramienta de paz
A través del teatro y la danza urbana y folclórica, Jóvenes Creadores del Chocó busca crear entornos protectores para niños y adolescentes en Quibdó, la capital chocoana. Su objetivo fundamental es promover la cultura como un espacio de encuentro, reflexión, reconciliación y convivencia pacífica.
Anualmente, la organización recibe a más de 400 niños, adolescentes y jóvenes de las siete comunas de Quibdó para formarlos en distintas áreas artísticas, y su impacto no ha sido menor. Muchos de los que llegan forman parte de bandas delincuenciales y pandillas, pero la organización les ha significado una transformación a nivel personal, así como una oportunidad a nivel profesional.
“El arte ayuda a entretejer la comunidad y construir la apuesta al cambio, generando dinámicas de relación comunitaria más humanizadas. Nosotros creemos que el arte tiene poder para transformar” dice Katherin Gil, directora y cofundadora de la organización.
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En el Meta, la memoria histórica se construye tomando tinto y escuchando a los mayores
En Fuentedeoro, Meta, las personas mayores se congregaron para crear ‘Un tinto para la memoria’, una iniciativa para la construcción de memoria histórica y la reparación simbólica a través del relato de sus vivencias en el conflicto armado.
Surgió hace cuatro años, “por la necesidad sentida del adulto mayor de la escucha”, dice Natalia Novoa, coordinadora del proyecto y líder comunitaria del municipio, y se ha convertido en un espacio de escucha, así como para mantener ocupados y vitales a los adultos mayores del municipio.
Además, realizan encuentros con jóvenes con el objetivo de construir memoria de manera colectiva y que las nuevas generaciones escuchen lo que sucedió y así aportar a la no repetición.
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Este museo preserva la memoria de las mujeres víctimas del conflicto de los Montes de María
Omerly Vergara dice que El Carmen de Bolívar es la mejor tierra que tienen los Montes de María, por la productividad de sus suelos y sus abundantes nacimientos de agua. De niña soñaba con ser cantante de vallenato, pero dice que la guerra extinguió ese sueño.
Como tantas personas de su región, tuvo que abandonarla a causa del conflicto y fue víctima de múltiples violencias. Eso, sin embargo, no apagó su capacidad de liderazgo, una parte fundamental de su identidad desde que era una niña.
Fue esta la que la llevó, junto con otras 17 mujeres de la Asociación de Mujeres ‘Mis Esfuerzos’, a fundar el Museo Itinerante de Mujeres Víctimas del Conflicto, que está compuesto por 84 piezas elaboradas por esas mujeres y que tiene el propósito fundamental de desactivar el silencio por el que durante años estuvieron cubiertas las historias de estas mujeres.
“Al escuchar las historias de otras mujeres que pasaron por situaciones similares a la mía, me llenaron de fortaleza para contar lo que me había sucedido y así hacer que se sepan las verdades de lo que pasó en Colombia” cuenta Omerly, antes de agregar que el narrar su historia le permitió aliviar la tensión y la zozobra con la que vivió por años enteros.
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Los excombatientes que le apuestan a la apicultura en Anorí
Miel de la Montaña es un proyecto creado por Alejandro Borrero y Ferney Casanova, dos firmantes de paz, que reúne a 18 excombatientes alrededor de la apicultura y la producción de miel, así como del cuidado del medio ambiente.
Tiene su sede en el Antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación John Bautista Peña, en la vereda La Plancha, municipio de Anorí, en el Nordeste Antioqueño.
“Teníamos la necesidad de crear un proyecto productivo que fuera beneficioso tanto para nosotros como para la comunidad y, al mismo tiempo, pensando en que fuera un producto saludable para la gente” dice Arley de Jesús Betancur, uno de los excombatientes involucrados.
En total trabajan con 100 colmenas y están en constantes procesos de capacitación para su manejo y para la producción de miel orgánica y sostenible, que comercializan, hasta el momento, en Bogotá y Medellín.
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Excombatientes fabrican productos de belleza a partir de las plantas de su región
Bethsy Ruiz ingresó a las Farc en los 90 y estuvo 30 años en sus filas como enfermera, fisioterapeuta y bacterióloga. Aprendió cómo coger puntos, sacar muelas, corregir hernias musculares, a hacer canalizaciones y a poner inyecciones, entre otros procedimientos.
Dice que dentro de todo ese recorrido, las plantas y hierbas medicinales tuvieron siempre protagonismo pues “tienen mucha sabiduría. Nos generaban enfermedades, pero también nos daban la cura”.
Hoy, luego de acogerse al Acuerdo de La Habana, Bethsy dirige Esencial, un proyecto en el que excombatientes, víctimas del conflicto y población local de San Vicente del Caguán, en Caquetá, producen elementos de belleza a base de aceites extraídos de esas mismas plantas y hierbas medicinales.
Con apoyo de la Embajada de Portugal y la Universidad de la Amazonía, consolidaron el proyecto, que hoy reúne principalmente a mujeres campesinas y cabezas de hogar, con el objetivo de generar su autonomía económica y estimular un uso racional de la tierra, al tiempo que, claro, apostarle a la reconciliación en el territorio.
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Así se creó una casa para la cultura y la paz en San José del Guaviare
A Dayana Barbosa toda su vida le ha gustado el teatro. En sus años de combatiente de las Farc, participaba y formaba parte siempre de la escuadra encargada de organizar las actividades culturales en las filas.
“La cultura era muy inculcada en la guerrilla y a mí me encantaba participar en eso”, cuenta.
Hoy Dayana es profesora y tallerista de teatro en la Casa de la Cultura, Are y Paz Jacobo Arenas, en el Centro Poblado Jaime Pardo Leal, vereda Las Colinas, en el municipio de San José del Guaviare.
Se trata de un espacio construido en estrecha articulación entre firmantes de paz y población local de la vereda, así como comunidades indígenas y afro. Su apuesta fundamental: hablar de reconciliación y de perdón desde la cultura y el arte, “un idioma universal”, dice Ómar Arévalo, uno de los creadores de la casa desde la Fundación Raíces de Mi Tierra.
Así, con danza folclórica y urbana, música, artes plásticas, muralismo, teatro y comunicaciones, han creado espacios para el diálogo, el reconocimiento y valoración de las experiencias de las personas en la guerra y, a partir de allí, para la reconciliación.
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Este emprendimiento le lleva el informe de la Comisión de la Verdad a domicilio
Se trata de Memorias Colombia, una red de emprendimientos de paz que reúne a 24 proyectos liderados por víctimas y firmantes del Acuerdo de Paz.
La red nació en abril de 2020, en medio de la pandemia y de la crisis que trajo consigo, que afectó profundamente a los emprendimientos de paz que dependían en buena parte de las ferias que se organizaban desde las alcaldías en todo el país.
Eran emprendimientos que en ese momento no tenían la experticia para comercializar digitalmente, por lo que “decidimos comenzar una red para promocionar sus productos a través de internet» cuenta Paola Carvajal, fundadora de Memorias Colombia.
Así, comenzaron comercializando proyectos como aceite de coco, arepas boyacenses y cocadas que entregaban en municipios de la Sabana de Bogotá, pero con la publicación del Informe Final de la Comisión de la Verdad, que decidieron imprimir en distintas ediciones, Memorias Colombia se extendió a todo el país.
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Gracias al teatro, víctimas de desplazamiento se reconectaron con sus raíces
A través de las producciones del grupo Platino Teatro y Música, mujeres afro y desplazadas del Chocó, residentes del barrio Tokio, en Pereira, han recuperado las tradiciones, prácticas y saberes tradicionales del Pacífico que la violencia les arrebató.
“Nosotros nos hemos adaptado a los territorios constantemente porque la violencia nos ha llevado a desplazarnos, pero llega un momento de mi vida en que ya no quiero seguir adaptándome, quiero que mi sentir sea por el departamento del Chocó, que es la tierra donde yo nací”, cuenta Lorena Ibargüen, miembro del grupo, que es uno de los proyectos de la Agrupación Palo Q´Sea, dedicada a la producción teatral y de danza con enfoque comunitario.
Ha sido, precisamente, a través del teatro y la danza que este grupo de mujeres ha podido reencontrarse con sus tradiciones afros y poder existir como mujeres chocoanas, incluso en un territorio que no es el suyo.
Hacen teatro con la intención de “recordar para no olvidar y para no olvidarnos como comunidad”, asegura Lorena, quien luego añade que el teatro salvó su vida.
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Un colectivo de excombatientes construye memoria a través de la fotografía
Creado por diez firmantes de paz que trabajaban en el área de comunicaciones del partido Comunes, así como de diversos Antiguos Espacios de Territoriales de Capacitación y Reincorporación y Nuevas Áreas de Reincorporación, el Colectivo Miradas surgió con el objetivo de visibilizar, a través de la fotografía, los múltiples y diversos procesos alrededor de la construcción de paz y la reconciliación que adelantan excombatientes en articulación con población local en todos los territorios del país.
Este año, el colectivo realizó su segundo Taller de Fotografía Documental para La Paz, en el que 40 fotógrafos de todo el país recibieron capacitación de parte de grandes colegas como Federico Ríos y Sara Aliaga Ticona.
Con todo ello, en los dos años que lleva el colectivo, la fotografía ha sido una herramienta que les ha permitido narrar su proceso de reincorporación a la sociedad civil y, desde allí, las diversas maneras en que le están apostando a la paz, la reconciliación, la memoria y la no repetición.
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En este coro, las voces de víctimas y excombatientes le cantan a la paz
El Coro Reconciliación es un proyecto de la Orquesta Filarmónica de Medellín que surge de un esfuerzo por aportar, desde su lugar, a la paz y la reconciliación en Colombia.
“Tenemos la responsabilidad de aportar a la transformación por medio de la música”, dice María Catalina Prieto, directora ejecutiva de la Orquesta Filarmónica de Medellín.
Para ella, la música tiene la capacidad de transformar vidas, cosa que ha evidenciado con este proyecto, donde conviven excombatientes de las Farc, el ELN y sus víctimas.
Tal ha sido el proceso, que Prieto cuenta que una de las integrantes llegó en un primer momento por su gusto por el canto, pero diciendo que no se sentía capaz de perdonar a las personas que la habían hecho sufrir. Tiempo después, en otro espacio, esa misma persona aseguró que, gracias a la música, pudo perdonar e, incluso, considerar amigas a esas personas.
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