El fotógrafo que ha retratado oficios y tradiciones en 29 de nuestros 32 departamentos

Andrés Felipe Velasco dirige el proyecto audiovisual Buscando la Raíz, centrado en retratar los oficios y tradiciones ancestrales que alimentan la riqueza de la cultura colombiana.

“Solo me falta conocer tres departamentos: Vaupés, Vichada y Arauca”, confiesa con orgullo Andrés Felipe Velasco, quien ha recorrido 29 de los 32 departamentos de Colombia. Es el actual director de Buscando la Raíz, un proyecto audiovisual con el que cuenta historias que condensan la esencia de las diferentes culturas que se manifiestan a lo largo y ancho del territorio nacional desde la voz de sus protagonistas, en su mayoría influenciadas por saberes ancestrales.

En Colombia, la fotografía es una herramienta para descifrar el territorio. Mientras algunos se centran en departamentos específicos, como Santiago Márquez, que ha retratado las tradiciones de 80 municipios de Antioquia. Otros, por su parte, prefieren apostarle a la fotografía naturalista, como Daniel Restrepo, quien recorrió durante cuatro años las montañas del Parque Nacional los Nevados

Pero el trabajo de Velasco arropa toda la nación desde los oficios y saberes ancestrales de las comunidades afro, campesinas e indígenas del país. “En 2020 estuvimos en Guainía grabando un documental con uno de los últimos abuelos que fabricaba el yapurutú. No estamos seguros, luego de su muerte, quién podrá continuar elaborando el instrumento, pero el proyecto logró inmortalizar la memoria de ese abuelo”, comenta Velasco.

Su primer acercamiento a estos “contenidos culturales” lo tuvo a sus 20 años.

Recuerda que en una librería encontró una revista llamada ‘Visión Chamánica’, especialmente un artículo titulado ‘Uno se transforma con el espíritu del yagé’. Para esa época, Velasco también tenía una fuerte influencia de Aterciopelados, con álbumes como Pipa de la Paz y Gozo Poderoso: “A nosotros como colombianos nos han negado nuestra propia cultura. En el colegio, por ejemplo, no llegamos a interiorizar toda la maravilla de las tradiciones con las que contamos”, comenta.

El proyecto Buscando la Raíz cumple seis años de recopilación de historias que resaltan la cultura colombiana. Andrés Felipe Velasco cree que esta experiencia como documentalista le ha cambiado la vida y su percepción sobre el país. "He entendido mucho más la relación de nuestros ancestros con el territorio", dice. / FOTO: @Buscandolaraíz_

El proyecto comenzó en 2015, cuando Velasco decidió investigar y retratar los oficios ancestrales. Arrancó con los Luthiers de San Basilio de Palenque y las tejedoras arhuacas, en Katanzama, Magdalena, cuyas mochilas, según su investigación, representan a la madre tierra en forma de útero. “Llegar a casa y encontrar ese material tan bonito después de convivir con ambas comunidades reafirmó mi idea de continuar por ese camino”, agrega Velasco.

La fabricación de tambores con Luthiers, en San Basilio de Palenque; el significado del mambeo para los indígenas amazónicos y la elaboración de las máscaras de los indígenas Kamentsá en el Valle de Sibundoy, Putumayo, son algunos de los oficios que este realizador audiovisual caleño ha logrado retratar en sus más de veinte años de carrera. ¿Su intención? Despertar nuevas sensibilidades que permitan empatizar con lo que ocurre en la Colombia territorial, lejos de las urbes. 

A continuación una galería que recopila su trabajo con oficios y tradiciones ancestrales

Los Luthiers, la comunidad responsable de la fabricación de tambores sagrados en San Basilio de Palenque

Buscando la raíz
Gracias a este oficio, la música nunca ha dejado de sonar en San Basilio de Palenque. Los Luthiers llevan en su sangre el legado africano de la construcción de instrumentos. Son productores de tambores alegres, llamadores, tamboras, marímbulas, maracas y otros. / FOTO: Buscando la Raíz.

Los tambores se utilizan para diferentes ritos, como el de Lumbalú, dedicado a las ceremonias fúnebres. Al difunto se le debe cantar durante nueve noches, ya que después de su fallecimiento, el muerto regresa a su casa dos veces al día. La muerte separa la sombra del cuerpo; la primera se va a otro plano mientras el cuerpo permanece en el cementerio o casariambe (casa de hambre). 

Esta fue una de las historia que inspiró a Gleidys Salgado a plasmar la tradición oral de San Basilio en su libro de cuentos.

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En la cultura palenquera, el tambor es considerado un instrumento sagrado. Se dice que de él salió la primera música. Se utiliza en rituales fúnebres, como el de Lumbalú. También se usa como medio de comunicación. Con el pechiche, el tambor más alto, se anunciaban algunos sucesos importantes en la comunidad. / FOTO: Buscando la Raíz

Tejedoras Arhuacas: mochilas con mensajes ancestrales

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Para el pueblo arhuaco, las mochilas son un medio de comunicación. Las tejedoras cuentan historias a través de sus diseños. Consideran que “tejer es escribir los pensamientos”. / FOTO: Buscando la Raíz

La cultura arhuaca es una de las cuatro culturas indígenas presentes en la Sierra Nevada de Santa Marta, junto con los kogui, wiwas y kankuamos.

Del pueblo arhuaco salió Diomedes Izquierdo, el primer indígena arqueólogo que tiene el país. Las niñas arhuacas comienzan a tejer a los siete años, pero algunas iniciativas como Selvatorium, un laboratorio vivo en medio de la selva, les brindan educación basada en la multiculturalidad para que también reciban otro tipo de formación.

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Las niñas arhuacas comienzan a tejer a los 7 años, guiadas por el conocimiento de sus abuelas o madres. Para este pueblo, quien no porte la mochila está perdiendo su identidad. Los hombres pueden llevar hasta tres mochilas: una para la coca, otra con objetos personales y la tercera con implementos de viaje. / FOTO: Buscando la Raíz

Las máscaras místicas del Valle de Sibundoy: entre yagé y madera

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A través de estas máscaras, los indígenas Ingas y Kamëntsá expresan su rebeldía, la influencia del yagé en su oficio y la conexión con la naturaleza. / FOTO: Buscando la Raíz.

Velasco comenta que Putumayo es uno de esos lugares que condensa la ancestralidad, la magia de los oficios tradicionales y la belleza paisajística: “Los ingas y los kamsa en el Valle de Sibundoy son unas comunidades maravillosas. Allá todos son artistas. El que no talla la madera o hace cerámica es tejedor, sino un taita o un sanador…”.

En Putumayo se formó la Alianza Departamental de Mujeres Tejedoras de Vida del Putumayo, para promover la defensa de los Derechos Humanos con perspectiva de género, y también la construcción de paz en los territorios a través del tejido.

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Las máscaras son objetos rituales que se elaboran a partir de la inspirtación del yagé, bebida ancestral sagrada, que contribuye a lograr mezclas de colores explosivos. / FOTO: Buscando la Raíz

Construcción en tierra: la bioconstrucción ‘de moda’ tiene siglos de tradición en Barichara

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En la vereda Guayabal, Barichara (Santander) hay más de 60 hornos artesanales diseñados para la fabricación de tejas, pisos y ladrillos. Pueden durar hasta 5 días encendidos y alcanzan una temperatura de 1.200 a 1.400 grados. / FOTO: Buscando la Raíz

Muchos de sus vídeos demuestran que varias de las actividades que ahora están ‘de moda’, estas comunidades ya las realizaban desde hace años, como la permacultura o la bioconstrucción. En Barichara, la técnica de construcción en tierra se llama tapia pisada y ha logrado sobrevivir durante siglos.

Las mujeres de Barichara también trabajan para preservar la tradición de elaborar el papel de fique en la La Fundación Taller San Lorenzo, un lugar emblemático dentro del municipio por ser el primer y único establecimiento productor de este papel natural.

Buscando la raíz
Para ablandar y amasar el barro se le deja remojando y después se pisa con la ayuda del ganado. Esta técnica fue traída de Europa, la usaron los españoles a su llegada a América. Es, junto a la construcción en bahareque, una de las técnicas que dio vida a pueblos emblemáticos de Colombia, como Barichara, declarado patrimonio cultural. / FOTO: Buscando la Raíz

4 lugares que el documentalista recomienda conocer en Colombia

1) Cerros de Mavecure (Guainía)

Él ha estado en dos ocasiones en los Cerros de Mavecure, un territorio donde, comenta, se sintió impactado por la historia de evangelización alrededor de Sofía Müller, la extranjera que tradujo el Nuevo Testamento a lenguas como piapoco, cubeo y curripaco, en Guaviare, Guainía y Vaupés. De hecho, se dice que su presencia causó más influencia sobre la población indígena de esos territorios que la propia iglesia católica. 

«Allá mucha de la cultura indígena perdió fuerza por esa evangelización, pero sus paisajes son impresionantes. Siempre sentí que este lugar me llamaba», comenta.

Esta es una guía con todo lo que debe saber para visitarlos.

2) Valle de Sibundoy (Putumayo)

«Este es un departamento mágico que nos invita a recorrerlo desde el páramo hasta la selva. Putumayo me ha cautivado no solo por su belleza natural, sino también por toda la cultura que encierran sus comunidades con el tema de la medicina y sus oficios tradicionales», añade. 

4) Casanare

«Este departamento en los llanos de Colombia es mágico, es difícil ver a tantos animales libres y conviviendo juntos. La cultura llanera, para los que no son animalistas, resulta bastante cautivadora y apasionante. La relación con el campo y la música también», agrega.

Esta es una guía con siete destinos para conocer los Llanos Orientales.

5) Valle del Cauca

«Un lugar mágico donde conviven las comunidades afro y embera. En el Parque Nacional Uramba en el pacifico del Valle del Cauca,  por ejemplo, la selva se une con el mar. Los manglares forman laberintos que son maravillosos de navegar. Un lugar abundante y poderoso donde se come delicioso, se pueden ver muchos animales  y bañarse en cascadas cristalinas», concluye Velasco, quien realizó un documental sobre la partería tradicional en esa zona del Pacífico.

De hecho, en Chocó hay una red de partera tradicionales que atiende más de 500 nacimientos al años.