Los proyectos ambientales liderados por comunidades ocuparon un espacio importante en la agenda de contenidos de Colombia Visible, demostrando que la conciencia y disposición de cuidado hacia la naturaleza crece exponencialmente en todas las regiones del país. Esta es nuestra selección con las 12 iniciativas más destacadas.
Para despedir el 2022, desde Colombia Visible compilamos algunas iniciativas y acciones, así como personajes destacados, que le están apostando a la construcción de un país más interconectado, más equitativo y más justo.
Se trata de proyectos comunitarios que le apuestan a la reconciliación, agrupaciones campesinas que buscan dinamizar las economías rurales, colectivos de jóvenes que se la juegan por la conservación desde lo local, científicos que trabajan con comunidades para crear un conocimiento más práctico y aterrizado; y deportistas que dejaron en alto el nombre de Colombia en las competencias más importantes del mundo, solo por mencionar algunos ejemplos.
A lo largo de estos últimos días del año, en Colombia Visible estaremos publicando una serie de listados que agrupan esas iniciativas que, a su vez, se destacan como noticias positivas que llegan desde todas las regiones del país.
No pretendemos, sin embargo, darles un puntaje o calificarlas como más o menos valiosas. Simplemente reunirlas, visibilizarlas y exaltarlas, y con ello insistir en la importancia de actuar de manera local para tener impacto global.
Las comunidades indígenas del Amazonas que trabajan con una ONG internacional para proteger a las tortugas charapas
En el Parque Nacional Natural Cahuinarí se encuentra la especie de tortuga charapa, declarada en peligro de extinción, principalmente, a causa de la minería ilegal que abunda en la zona.
La Sociedad Zoológica de Frankfurt comenzó a implementar en una serie de estrategias de monitoreo comunitario centradas en turnos de cuidado en los que las familias “protegen las charapas y sus nidos y organizan jornadas de avistamientos y liberación”, comenta Esperanza Leal Gómez, le contó la directora de la sociedad a Colombia Visible.
Las familias, además de monitorear la especie de la cual, hasta 2020, registraba 19 mil nidos en las playas del río Caquetá, también comenzaron a formular sus propias preguntas de investigación y a participar en las discusiones alrededor de cómo tener mayor presencia a lo largo de su territorio para evitar la expansión minera ilegal. Un trabajo conjunto que fomenta la conservación y aumenta la gobernanza loca.
Lea la historia completa: La ONG que se unió a los indígenas para proteger a las tortugas en vía de extinción
La fundación que conserva y cría ejemplares de caimán llanero, una especie que solo habita en Colombia y Venezuela
Este año también conocimos que, entre las llanuras colombo-venezolanas, se encuentra una especie de caimán endémica de esta zona de la que solo quedan 1.000 ejemplares: el caimán llanero. Pese a que en Casanare no hay Parques Naturales Nacionales (figura que fomenta la conservación en esos ecosistemas) sí hay varias reservas. Una de ellas es la Reserva Palmarito, en la zona rural del municipio de Orocué.
La Fundación Palmarito adquiere su nombre a partir de ella. Se dedica, desde 2012, a la protección de esta especie de caimán. Este año, por ejemplo, se encontraba criando 240 de ellos. Observamos una jornada de liberación, vimos los criaderos e, incluso, los expertos que trabajan en el lugar nos contaron que se estima que antes de ser objeto de la caza, sus efectivos superaban los tres millones de ejemplares. En nuestra crónica por el río Cravo Sur le contamos la historia más a detalle.
“El caimán está en la cúspide de la pirámide alimenticia y mantiene el balance de otras especies para evitar la sobrepoblación. Además, como ellos nadan al fondo de los caños y los ríos, remueven fangos y mantienen limpios los cursos de agua”, le explicó a Colombia Visible Alejandro Olaya, director de la Fundación Palmarito.
Lea la historia completa: Así se protege, en Casanare, a la especie de caimán que solo habita en Colombia y Venezuela
En Risaralda, este biólogo trabaja por la conservación del lorito más amenazado de Colombia
Se trata del Lorito de Fuertes, un ave endémica de Colombia que pasó de considerarse extinta a estar en peligro crítico y que solo se puede encontrar en 4 lugares: Santa Rosa de Cabal (Risaralda), Anaime y Toche (Tolima) y Génova (Quindío).
Conocimos el trabajo de la Fundación Vida Silvestre, un proyecto conformado por tres científicos que adelantan investigaciones propias para conocer, por ejemplo, el comportamiento de la especie o el tipo de plantas que hacen parte de su dieta ¿Su intención? poder llevar la teoría a la práctica.
Dentro de su comunidad, María Clara Díaz González, Eduardo Soler García y Juan Carlos Noreña incentivan la reforestación de los bosques, instalan nidos artificiales y juntan esfuerzos con la población y las instituciones locales para poner placas con nombres de las aves emblemáticas del departamento en las calles, y así lograr que la ciudadanía tenga acceso a información científica que ellos van recopilando sobre las especies.
La idea, cuenta Noreña, es declarar un ave emblemática en cada uno de los 14 municipios; lograr que toda La Perla de Otún sea un departamento que suene a conservación y biodiversidad.
Lea la historia completa: Así conservan al lorito más raro y amenazado de Colombia
Estos jardineros hicieron florecer un antiguo basurero en la comuna 4 de Medellín
En Aranjuez, los Jardineros Unidos de Moravia (Jarum), además de producir semillas de huertas, brindar educación ambiental a la comunidad y ofrecer ecoturismo, idearon un espacio para recuperar los jardines olvidados del barrio, esos espacios verdes que, incluso, se utilizaban como basureros.
El trabajo lo realizan de la mano con la comunidad; participan desde los más pequeños hasta los más grandes. Su objetivo principal es convertir esos lugares en zonas de cuidado, donde la comunidad se encuentre para mejorar el paisaje se su cotidianidad y, además, participe en la protección de la naturaleza desde la ciudad.
Lea la historia completa: Los jardineros que hicieron florecer un antiguo basurero de Medellín.
El primer museo submarino del país, en Isla Fuerte, Bolívar, incentiva la restauración coralina con turismo de conservación
50 réplicas de esculturas de la cultura zenú adornan las profundidades marinas de Isla Fuerte, Bolívar. Dentro de ellas habitan alrededor de 6 mil corales que han sido sembrados gracias a Muszif, un arrecife artificial creado en 2021 desviar la carga turística de los arrecifes naturales de la isla.
Muszif, por su parte, es el primer museo submarino de Colombia, y funciona como un proyecto familiar que busca conservar los arrecifes con actividades sociales. Tiene equipos de niños ‘guardianes del mar’, jornadas de concientización con los turistas y siembra de corales, un microorganismo que produce entre el 50% y el 85 % del oxígeno que se libera cada año a la atmósfera, según una investigación de National Geographic. De hecho, en San Andrés también idearon otro método dinámico para conservarlos con ‘guarderías’ de corales.
Es una iniciativa de turismo sostenible que, a través de una experiencia única, desea sembrar exitosamente, así como lo han hecho con los corales, la necesidad que tiene la población de dejar de ver a esta especie como si se tratara de una piedra.
Lea la historia completa: conozca el único museo colombiano bajo el agua
El biólogo sucreño que conserva ranas de la mano de las comunidades indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta
Una de las historias que mezcla conocimiento científico y ancestral, al igual que la de las tortugas charapas, es la de José Luis Pérez, quien fue nominado al premio Future For Nature 2022 por su trabajo en la conservación de las ranas arlequines y atelopues en la Sierra Nevada de Santa Marta.
Es fundador de la Fundación Atelopus la cual, junto con Global Wildlife Conservation, en 2019, ‘redescubrieron’ en la Sierra un tipo de rana arlequín que se creía extinta desde hace 30 años, logro que se sumó a las otras cinco especies de animales fueron descubiertas en el último año en Colombia.
Además de su trabajo con organizaciones internacionales, la fundación también trabaja con comunidades arhuacas de Sogrome las cuales, según contó José Luis, con su manejo adecuado de la tierra han logrado un equilibrar y conservar el ecosistema: “Trabajar con ellos ha sido una experiencia muy gratificante, se une el conocimiento tradicional y el científico para la conservación de una especie y del ecosistema en general,” comenta José Luis.
Lea la historia completa: Este biólogo sucreño dedica su vida a conservar las ranas de la Sierra Nevada de Santa Marta
Huertas comunitarias de Siloé: las comunas caleñas trabajan para garantizar su independencia alimentaria
En la colina de Siloé, un grupo de ciudadanos se unió para formar su propia huerta con la que pudieran garantizar la soberanía alimentaria de su comunidad. Es un escenario de construcción y transformación que reúne a todas las generaciones que desean acercarse a la naturaleza desde el cuidado.
La iniciativa surge en pandemia, pero cuando las medidas de aislamiento se fueron volviendo menos restrictivas. En ese entonces, Kevin Estiven Cruz, director de Semilla Siloé, identificó que la comuna tenía numerosas zonas verdes para sembrar en ellas. Y también los insumos necesarios para continuar con las ollas comunitarias las cuales, coordinadas en otros sectores, han dado almuerzos a más de 100 personas a diario.
“Muchos jóvenes en este momento lideran procesos de huertas en la Comuna 20. No es solamente en Lleras, sino en los 11 barrios que hay en la Comuna 20”, aseguró el director.
Lea la historia completa: La Comuna 20 de Cali busca su independencia alimentaria creando huertas comunitarias
Estos jóvenes contagian a toda la región con sus trabajos de conservación y educación de los ecosistemas de Montes de María
Con el fin de promocionar un desarrollo sostenible, los 15 jóvenes que trabajan en la Fundación Tierra Montemariana, en San Juan Nepomuceno, Bolívar, han encontrado en este espacio una oportunidad para construir caminos que se alejen de las narrativas totalizantes alrededor de la violencia de la región.
Su líder, Miguel Tellez, le contó a Colombia Visible que él “hace parte de una generación de jóvenes que han sido víctimas de la violencia”, pero que su deseo no es quedarse en el barrio o tomar las armas, sino aprovechar la riqueza de San Juan para transmitir un mensaje de conservación de los bosques a toda Colombia, igual que el programa Guardianes del Páramo en Guasca, Cundinamarca.
La fundación ha asesorado a más de 400 niños y jóvenes ambientalistas de la región y el país, creó el primer podcast medioambiental de la región, hacen difusión ambiental e, incluso, crearon una campaña audiovisual llamada Héroes del Bosque Seco Tropical con la que enseñaron a la ciudadanía acciones sostenibles que podían hacer desde casa para la preservación de este ecosistema, alcanzando más de 200 mil personas.
Lea la historia completa: Los jóvenes de los Montes de María que se convirtieron en guardianes del bosque seco tropical
La comunidad que baila champeta para conservar al tití cabeciblanco, una especie que solo se encuentra en el Caribe colombiano
Del tití cabeciblanco solo quedan alrededor de 7.000 ejemplares. Es una de las especies de primates más pequeñas, y es endémica del Caribe colombiano.
El ‘boom’ de la Fundación Proyecto Tití fue su estrategia “ChampeTITIando”, una canción de champeta con la que llegaron a más de 20 instituciones educativas de primaria y bachillerato para lograr sembrar la importancia del reconocimiento social de la especie y desincentivar la caza y tráfico ilegal, objetivo que también comparte la Fundación Kurupira en los llanos orientales con los armadillos, la Fundación Maikúchiga con el mono churuco y Neotropical Primate Conservation con el mono araña cabeza marrón.
“Así que déjalo no lo saques, del bosque no lo saques / de su familia no lo separes, no no lo separes / los titíes no son mascotas, así no son las cosas”, dice la canción de la Fundación proyecto Titi.
Lea la historia completa: En el Caribe crearon una champeta para proteger a este mamífero
El proyecto de turismo científico que promueve la conservación en las zonas rurales del Magdalena
Cuatro biólogos micólogos de la Universidad del Magdalena caminan por la Sierra Nevada y las zonas rurales del departamento con un grupo de ciudadanos interesados en “disfrutar la naturaleza conservando su esencia”.
Se trata de BioTours, un proyecto de turismo científico que ofrece recorridos guiados con herpetólogos, entomólogos y ornitólogos para, además de aprender mientras disfrutan, obtener información y recomendaciones de expertos sobre cómo tener el menor impacto posible sobre los ecosistemas donde habitan las especies.
Conocimos que su trabajo se hace de la mano con las comunidades locales pues “nadie conoce mejor la montaña como quien vive en ella”, opinión que comparten los campesinos de El Cocuy que se organizaron para conservar su territorio.
Alejandra, como experta, enfatizó en que el trabajo conjunto con la población local para estos tours de ecoturismo científico les permite “confrontar el conocimiento previo y sacar ideas y propuestas de investigación para tener mayor entendimiento de las especies y poder conservarlas mejor”. Los campesinos de la Sierra, por ejemplo, han aprendido el nombre y comportamiento de cada ave al convivir con ellas durante tanto tiempo, igual que los médicos caleños que encontraron refugio de la pandemia en un lugar único para el avistamiento de aves.
Lea la historia completa: Los biólogos de Magdalena que se convirtieron en guías de turismo científico
Una comunidad autosuficiente se radicó en la zona rural de Boyacá para proteger la naturaleza desde adentro
¿Dejaría la ciudad para irse a vivir a una comunidad autosuficiente en el campo? Las 20 unidades familiares que habitan la Villa Ecológica Proyecto Gaia respondieron que sí hace 13 años. Su deseo era el mismo: trabajar para que la biodiversidad aflorase de nuevo en esa zona de Boyacá, producir sus propios bienes ecológicos y comida y disminuir el consumo desenfrenado que domina la rutina en la vida citadina.
Betto Gómez, uno de los creadores del proyecto, menciona que, aunque su objetivo principal es cuidar la naturaleza, con el tiempo, el desapego de la vida en las urbes y la concentración de esfuerzos para fortalecer el campo termina siendo un acto de resistencia y pedagogía. La Villa Ecológica Proyecto Gaia quiere ser un ejemplo de que el ser humano puede vivir con lo necesario y, aún así, hacer ‘más de la cuenta’ actuando responsablemente dentro de la naturaleza, igual que la pareja que dejó su vida en la ciudad para crear un laboratorio educativo en la Sierra Nevada y Juan Pablo Camacho, el bogotano que decidió migrar a las faldas de los Farallones de Sutatausa.
Lea la historia completa: ¿Dejaría la ciudad para irse a vivir a una comunidad autosuficiente en el campo?
Estos habitantes de Rincón del Mar, Sucre, han recolectado 76 toneladas de residuos que contaminaban los manglares locales
Rincón del Mar es un corregimiento costero de San Onofre (Sucre) caracterizado por su cantidad de manglares. Allí, hace unos años, los niveles de contaminación del ecosistema motivaron a 22 de sus habitantes a vincularse a Mundo Verde, una iniciativa creada para limpiar los espacios y concientizar a la población sobre su importancia del manglar.
Anderson Tuirán, uno de los integrantes, le contó a Colombia Visible que esa importancia radica en que los manglares, por ejemplo, se encargan de desalinizar el agua del mar (Vea otras seis cosas que no sabía de los manglares).
Los integrantes de Mundo Verde han recolectado 76 toneladas de basura. Durante estos siete años han tenido que sacarlas en canoas, pues los camiones de aseo no entran al lugar, lo cual generó que las personas vieran en el agua un sumidero.
Conocimos que, además de limpiar, también optaron por implementar jornadas de turismo sostenible para costear los gastos de las limpiezas. A través de recorridos en canoas, los visitantes pueden aportar a la causa.
La historia completa: Los habitantes de Rincón del Mar, Sucre, que se unieron para limpiar los manglares