Colombia está llena de iniciativas que proponen soluciones a problemas locales, regionales y nacionales. Estas son algunas formas de respaldar su trabajo y continuar con un legado de transformación que ha surgido de las mismas comunidades.
En nuestro primer año, desde Colombia Visible escribimos y reporteamos más de mil historias en las seis regiones y los 32 departamentos del país, todas con un mismo hilo conductor: la capacidad de las personas para organizarse y generar soluciones, de manera colectiva y muchas veces en los contextos más adversos, a los problemas que los aquejan.
Nos encontramos con estudiantes que hicieron una estación meteorológica para advertir a su comunidad de posibles desastres; colegios y bibliotecas rurales con programas de robótica para impulsar el agro y motivar a sus estudiantes; escuelas de alfabetización para adultos mayores que permitieron a decenas de personas tramitar denuncias de desaparición forzada y desplazamiento; y emprendimientos de turismo comunitario con apuestas de sostenibilidad y de preservación de las culturas locales.
Eso, entre una extensa lista de proyectos en diversos frentes.
Cubrimos esas historias con el objetivo, por un lado, de visibilizar el esfuerzo y la grandeza de las personas que están detrás de ellas, así como el impacto que han tenido en sus comunidades, pero también con el propósito de divulgarlas, respaldarlas y contribuir con su sostenibilidad.
Eso pensando en que, como escribió Tina Rosenberg, fundadora de la Red de Periodismo de Soluciones y ganadora del Premio Pulitzer , “las ideas no le sirven a nadie en una repisa. Llévalas al mundo”.
Con ese mismo propósito hacemos este recuento, basándonos en lo que encontramos durante el 2022, de ‘buenas prácticas’ para apoyar a distintas comunidades en el país en sus procesos, así como para implementar sus soluciones en nuestros contextos.
1. Si va a viajar por Colombia, considere a los operadores de turismo comunitario
Colombia es un país megadiverso y multicultural, se hablan más de 80 lenguas y existen más de 60 pueblos indígenas, además de una multiplicidad de comunidades negras y campesinas, que aunque solemos agruparlas bajo de una misma sombrilla, son muy distintas entre sí. Vivimos en un país de riqueza infinita.
Y aunque por décadas esa diversidad de gentes, culturas y naturaleza permaneció confinada por la guerra, ahora, gracias al proceso de paz, está saliendo a la luz.
En Caquetá, por ejemplo, excombatientes de las Farc y población local se unieron para crear un proyecto de rafting en el río El Pato, así como de turismo de naturaleza y de memoria en inmediaciones del municipio de San Vicente del Caguán.
En el Cauca, un grupo de 11 mujeres se asoció para crear experiencias turísticas alrededor de sus costumbres, mostrando cómo se cultivan las yerbas de azotea, imprescindibles a la hora de cocinar los majares del pacífico, así como haciendo recorridos en ‘potrillo’ por el río Guapi.
En Boyacá, la comunidad de la provincia de Gutiérrez, una de las 15 que conforman el departamento, se organizó en un ‘convite’, para promover las riquezas y el patrimonio del lugar, más allá de la Sierra de El Cocuy.
Y en San Andrés, un agricultor y músico creó un proyecto agroturístico en su finca, donde preserva las prácticas campesinas tradicionales de la comunidad raizal, que aprendió de sus abuelos.
Esos son apenas algunos ejemplos de la amplia oferta de planes, operadores, excursiones, paseos y demás actividades turísticas que las comunidades tienen para ofrecer.
Por eso, si va a viajar por Colombia, considere hacerlo con las personas que habitan el territorio, aprenda de sus historias, disfrute de su gastronomía, escuche su música y déjese encantar.
Aquí puede encontrar nuestra selección de proyectos turísticos comunitarios.
2. Cómprele a la paz, apoye los emprendimientos de excombatientes y víctimas del conflicto
La construcción de paz es un reto monumental al que se enfrenta el país en la actualidad. Pero por más inalcanzable que pueda parecer, lo cierto es que ha habido grandes avances. Prueba de ellos son los más de 13.000 excombatientes de las Farc que dejaron las armas y que son ahora ciudadanos comunes y corrientes.
De esa enorme cantidad ha surgido un número parecido de emprendimientos y proyectos productivos con los que los firmantes buscan rehacer su vida e incorporarse de manera efectiva en la vida civil.
Cervezas, café, zapatos, accesorios, abono, ropa, mochilas y muchos otros productos llevan hoy el ‘sello de la paz’.
Cien de esos emprendimientos están compilados en este directorio que hicimos desde Colombia Visible y que lo invitamos a consultar cada vez que quiera, de seguro hay algo de su interés y agrado.
Pero además, no solo son excombatientes que gracias a la paz han podido crear sus propias empresas, sino las personas que durante décadas vivieron en medio de enfrentamientos que muchas veces nunca supieron a qué se debían o por qué sucedían.
Ellos, gente del campo, también han creado una multiplicidad de iniciativas con productos maravillosos.
Por ello, apoye los mercados campesinos, apoye los emprendimientos de las comunidades, compre productos nacionales.
En nuestra página web puede encontrar más historias de emprendimientos comunitarios y asociados a la paz.
3. Anímese a probar la infinita y deliciosa gastronomía tradicional de Colombia
La diversidad natural y de culturas de este país, inevitablemente, deriva en una gigantesca oferta gastronómica, que, sin embargo, es muy poco conocida.
Luisa Acosta, experta en cocina tradicional colombiana, dice que hablar de platos típicos de una región resulta impreciso, pues la diversidad de comidas y preparaciones que hay a nivel intrarregional es infinitamente compleja.
¿Sabía, por ejemplo, que en La Guajira comen pescado secado y descompuesto por el sol? ¿O que en Boyacá entierran maíz por meses y luego lo cocinan para hacer una especie de cocido? Si no lo sabía, le recomendamos esta historia que escribimos, acerca de diversos platos poco conocidos en distintas regiones del país.
También hay platos que cuentan historias de resistencia, de reencuentros de personas que por uno y otro motivo debieron separarse de su territorio y entre ellas; comunidades que preservan preparaciones tradicionales porque hacen parte de su identidad y proyectos que reúnen a cientos de personas alrededor de la cocina.
Y qué decir de las bebidas: bolegancho, ñeque, chirrinchi, viche, charuco, guarapo y tantos otros destilados y fermentados artesanales que se consumen para dar energía en el campo, o para animar cualquier fiesta.
Así, entonces, cuando vaya a algún lugar, no busque solo las hamburgueserías y los locales de pollo asado, anímese a probar platos tradicionales como el rondón en San Andrés, el mojojoy en la Amazonía, los encocaos del Pacífico, las almojábanas del cesar o los chorizos en Santander.
Aquí puede encontrar más historias de la gastronomía colombiana.
4. Apuéstele a la conservación de la fauna y la flora que lo rodea
La protección del medioambiente es uno de los grandes retos que tenemos como humanidad. No tanto por la salud del planeta, que ha vivido ya varios procesos de extinción masiva y ha sabido regenerarse, sino porque a pasos agigantados estamos acabando con las condiciones que permiten nuestra existencia y de la vida como la conocemos.
Y aunque pareciera que son pocas las cosas que podemos hacer como individuos o como pequeñas comunidades, desde los territorios del país nos enseñan que cualquier esfuerzo vale la pena y que los beneficios son directos.
En San Andrés, por ejemplo, un pescador le apostó a la restauración de coral y ganó. Desde que comenzó a participar en proyectos de restauración coralina, la pesca ha mejorado sustancialmente, y con ello su economía.
En Bogotá, una asociación de recicladores transforma basura en ‘madera plástica’ y con ella construyen casas para sus miembros y colegas recicladores, además de fabricar otros productos.
En los Montes de María, varios jóvenes de San Juan de Nepomuceno crearon una organización que con educación y sensibilización ambiental ha llegado a decenas de miles de personas con un objetivo: proteger el bosque seco tropical.
Y en Cali, un grupo de ciudadanos se unió para formar su propia huerta para garantizar la soberanía alimentaria de su comunidad, y con la que contribuyen a abastecer de insumos a distintas ollas comunitarias que ofrecen almuerzos a más de 100 personas diarias.
Anímese, entonces, a armar una huerta en su casa, a no botar la ropa cuando se rompe, sino a arreglarla, o a comprar una que esté hecha de materiales más amigables con el medioambiente.